«Alerta, ¡cuponing!» por Antonio Quilis

No se preocupen. Que no cunda la alarma. Ésta es una alerta preventiva. Todos los que hayan practicado el “cuponing” no tienen  porqué tomar ninguna medida de precaución. Es contagioso, pero se pueden, por lo menos, mitigar sus efectos. Yo, confieso, también he sido víctima de esta fiebre del “opportunity low cost”, pero con algo más de estilo, desde ambos lados del mecanismo que conforma este tipo de consumo

Para todos aquellos que ahora mismo no sepan si están “infectados” por este movimiento, no pidan cita al médico, él no podrá remediarlo. De hecho, cada uno debemos ser nuestro propio facultativo que, por lo menos, pueda identificar los síntomas y tener un diagnóstico.

¿De qué estamos hablando? Nos referimos a los cupones de descuento, una práctica comercial proveniente de los Estados Unidos cuyo origen está en los cupones que ofertan los supermercados y en los restaurantes a través de campañas publicadas en periódicos o folletos… Incluso hay quien dice que lo inventó Coca Cola para conseguir descuentos en los bares donde se anunciaba la oferta y donde se podía hasta conseguir un refresco gratis presentando el papelito. Más tarde, con el crecimiento de Internet, este fenómeno se trasladó a la Red con el movimiento que se denominó comercialmente “compra colectiva” para rebajar el precio de los servicios gracias a un movimiento de demanda en grupo. Un negocio que factura miles de millones… al mes.

Actualmente, a mi humilde entender, este proceso de compra está completamente desvirtuado de su formato original y está creando y fomentando prácticas, a la luz de la crisis, que desembocan, muchas veces, en campañas muy nocivas para el tejido comercial y para los propios consumidores. Cada vez hay más y más compañías que ofrecen los cupones y que especializan sus ofertas en determinados campos. Cada vez hay más y más compradores de cupón que se callan el haber realizado la compra por este método hasta no haberlo experimentado.

Creo que es conveniente que se conozca el proceso de cómo se contratan estas acciones comerciales que yo mismo he atendido y realizado desde los dos bandos. La empresa recibe una llamada de la compañía que procesa los cupones. Te demandan que promociones tu local o marca con uno de tus servicios aplicándole una rebaja brutal para que la oferta funcione de cara a tus futuros clientes. Las rebajas que te demandan los grandes grupos de cupones deben ser inferiores al 40% o 50% del precio original. De hecho intentan convencerte de que el 50% de descuento es poco.

Si el servicio vale 100€, pongamos como ejemplo, debes ponerlo a 50 o 40 €. He comprobado hasta más del 70% de descuento en algunos sitios. Sigamos. Del precio publicado con descuento la compañía se lleva el 50%. Es decir si el servicio está a 100€ al final cobrarás 25€ por el mismo. Muchas veces no merece la pena.

En teoría debes ofrecer el servicio en las mismas condiciones que el normal… Desde una de las grandes compañías me han llegado a ofrecer descaradamente que en realidad podemos recortar la duración del mismo para que el coste sea menor aunque el servicio se denomine igual. Mi reacción fue, ante tal propuesta, que bajo ningún concepto se debe aceptar una bajada de calidad del servicio. Se supone que esa prestación al cliente se monta con unos parámetros de calidad, duración y protocolo determinados donde se ha fijado el sentido del mismo y la filosofía de tu negocio.

El cliente, enganchado ante esta megaoferta, compra on-line el servicio e inicia el tedioso proceso de reserva. He llegado a ver compras de cupones para un alojamiento en estaciones de esquí con forfait incluido que al final el establecimiento te ofrecía la estancia con un senderismo… en julio. Al final, los más perjudicados llegan a ser los clientes y la imagen de las empresas que ofrecen el servicio. Un vistazo a los muros de los Facebook de estas compañías puede dar una idea de las quejas que se dan en los mismos.

Una advertencia. La primera oferta que lanzas en estos canales funcionan muy bien en cuanto a demanda, lo que ciega al empresario, ya que la compañía de cupones te lo posiciona tremendamente bien para que vuelvas a recurrir a sus servicios. Luego la intensidad y éxito de las campañas va progresivamente siendo menor, sorprendentemente, con la misma oferta, lo que te obliga a ser más agresivo.

Mis recomendaciones, para unos y otros, serán muy sencillas.

Para los clientes que quieran disfrutar de las ofertas. Asegúrense de que el servicio ofrecido existe previamente en la cartera o tarifario del negocio, que la rebaja es real y que el producto que vayamos a disfrutar será de la misma duración y calidad que sin descuento. Lean bien  todas las condiciones de compra y de reserva.

Para las empresas y los comercios que quieran adherirse a estos programas de descuento, los siguientes consejos pueden ser útiles. Utilícenlos cuando realmente lo necesiten: lanzamiento de un nuevo producto, captación de base de datos clientelar,  cubrir demandas valle o como facturación extra. Elijan bien la plataforma y conozcan bien al cliente que está adherido a estos programas de cuponing. Sí, también existen perfiles de clientes en estos negocios.

En esta época de consumo difícil es fácil caer en este tipo de redes. Tener la cabeza fría a la hora de comprar o de decidir poner nuestro producto en estas dinámicas es fundamental Alerta finalizada.

Antonio Quilis Sanz
@AntonioQuilis
Director de El Mundo Ecológico 
Director de comunicación y marketing de El Bosque Madrid Sierra

“No le digas a mi madre que soy diputado; mejor dile que toco el piano en un burdel“ por Miguel Aguado

“El hecho de que no tengas interés en la política no significa que los políticos no tengan interés en ti”.
Pericles (430 a.C.)
El mayor castigo para quienes no se interesan por la política es que serán
gobernados por personas que sí se interesan.
Arnold J. Toynbee (1889-1975) Historiador inglés.

Siempre tuve mala suerte. Cuando tenía 14 años acudí por primera vez a un campamento de verano. Como los monitores eran voluntarios la entidad organizadora entendía que debían tener algún tipo de “privilegios” (ducharse con agua caliente en el botiquín en lugar de las frías duchas de Covaleda como el resto, poder comer jamón y aperitivos ricos en las reuniones de coordinación nocturnas y algún etcétera más), cuando me titulé como monitor y deseoso de tener esos “privilegios” los tiempos habían cambiado y no parecía muy ético (realmente no lo era y lo comparto); esos “privilegios” se perdieron y los que se duchaban con agua caliente eran los niños pequeños y los monitores teníamos que dar ejemplo cual “tarzanes” de la selva. Llegué tarde.

El pasado mes de junio de 2011 salí elegido por primera vez como Diputado en la Asamblea de Madrid por el PSM PSOE; y me encuentro con cosas que me hacen recordar aquellos tiempos. Todo el mundo habla de “privilegios” de los diputados pero cuando llego no los encuentro, debí de llegar tarde igualmente. Nótese el tono irónico, por favor.

Para más inri cuando salgo de mi casa para ir a la Asamblea de Madrid me encuentro estos días una pancarta que dice: “el próximo parado que sea un diputado”. Ya no solo no tengo esos grandes “privilegios” sino que además algunos quieren que deje de hacer política. ¡Púes vamos bien!

Así viendo esto he decidido parafrasear, amigo lector, este artículo con un título de un libro de periodismo clásico y lo adapto a lo que siento.

Parece últimamente que debo justificar ante todo el mundo que no tengo privilegios, que me dedico temporalmente a la POLÍTICA (sí con mayúsculas), es decir que he decidido (sí, decidido porque nadie me obliga a ello y es una decisión vital de cada uno) hacer lo posible para mejorar la calidad de vida, los derechos e incluso trabajar para tratar de aumentar la felicidad de mis convecinos. Y lo hago desde la socialdemocracia porque considero que no todo el mundo tiene las mismas oportunidades para ser libre y que debe existir una sociedad organizada y con cierta fuerza que permita la redistribución de los recursos y facilite la equidad. Me lo creo y creo que es posible. Considero que no se puede tener una aspiración más noble; y me apetece dedicar un tiempo de mi vida a ello. Puedo hacerlo mal o bien, eso es criticable sin lugar a dudas; pero no la aspiración. No puedo admitirlo. Valórenme por mis palabras o por mis hechos, por nada más, por favor.

Pero por otra parte, entiendo que en momentos tan complicados como los que vivimos con una repercusión social tremenda de la crisis económica y muy especialmente de los injustos recortes que afectan a los menos favorecidos, el enfado y la rabia hacen mella.

Igualmente, la actitud y los hechos de muchos políticos y de los partidos políticos de forma colectiva e individual han sido absolutamente impresentables, sin lugar a dudas.

Ambos motivos son entendibles y comprensibles. Pero lo que no entiendo ni comprendo es la utilización torticera y populista de algunos grupos políticos. Me refiero muy claramente a la derecha política del PP y a sus aliados de la derecha camuflada de UPyD.

Pondré dos ejemplos:

La Presidenta de la Comunidad de Castilla-La Mancha, además senadora, Secretaria General del PP,… y tantas cosas, algunos con sus consiguientes sueldos, la señora Cospedal (PP) acaba de aprobar que en su región los diputados no cobren. ¡Muy bien! dirán algunos ¡para lo que hacen! El argumento es económico: esta medida ahorra un millón de euros. Lo que no dice es que el conjunto de sus asesores, elegidos a dedo, cuestan un millón y medio. Es decir, prefiere los que ella designa a dedo aunque cuesten más que los elegidos democráticamente por los ciudadanos. Yo, por el contrario, prefiero la democracia. Y ¿Usted?

la alternativa es muy clara: solo podrán estar en política los ricos y los que defiendan intereses ajenos a lo público: lobbies empresariales, farmacéuticos,… Muy democrático no parece.

Y por otra parte, sus aliados de UPyD (la marca blanca del PP que opinan algunos) en sus múltiples propuestas de “supuesto” ahorro eliminando organismos públicos de control del gobierno de turno con sus trabajadores (que aprobaron sus oposiciones) así como la restricción de recursos humanos y técnicos para poder hacer la oposición mejor y más fundamentada. Aunque, sin embargo, miren para otro lado cuando, por ejemplo, su diputado (de UPyD) en Asturias tenga seis, ¡sí seis!, asesores para él solo; o cuando su líder nacional, Rosa Díez, lleve 30 años sin bajarse del coche oficial. Igualmente, basan sus propuestas en eliminar todo lo que sea (algunas veces con razón) pero sobre todo, aquello que permita hacer el control y la capacidad de propuesta de la oposición mejor. ¡Qué casualidad!

Hay quienes confunden “privilegios” con instrumentos o medios para gestionar. Quizás no los confundan y lo tengan muy claro y sea por esto que se atacan de forma clara y tan populista.

Pues yo, reivindico la POLÍTICA. Es el momento de hacer POLÍTICA pensando en los demás, pudiendo mirar a los ojos de los demás y no tener nunca ningún motivo para retirar la mirada. Es el momento, más que nunca, de la POLÍTICA  honesta, sincera, noble, implicada, con pasión y sobre todo, con el corazón.

Ahora en estos momentos en los que parece que reivindicar la política es algo quizás incluso suicida, quiero reivindicar la POLÍTICA, con mayúsculas, porque mientras que hay algunos que intentan cargarse la política a propósito y otros entiendo que por ignorancia, los ciudadanos debemos tener en cuenta que cuando no hay política, otros harán política por nosotros, la diferencia estará en que no defenderán los intereses generales, sino los suyos; y le aseguro que no son los nuestros.

Hace años un grupo de mujeres consideraron que era impresentable que las mujeres no tuviesen voto. Posiblemente, la sociedad en general no veía un problema en ello; pero consideraron que debían convencer, actuar y crear un sentimiento de presión que hizo posible lo que hoy es algo consustancial a la democracia y al sentimiento más ético de nuestra sociedad: la igualdad. Con anterioridad, unas personas librepensadoras consideraron que la esclavitud era inadmisible, aunque fuese un motor económico tremendo. Lograron que se prohibiese y además la búsqueda de una alternativa económica trajo la revolución industrial. Más recientemente, otras personas, socialdemócratas ellas y europeas, soñaron que todos deberíamos tener acceso a una educación y una sanidad lo mejor posible sin tener en cuenta la capacidad económica, y se logró.

¿Cree Usted, amigo lector, que todo esto se pudo hacer sin política?

Yo creo que no, creo que se pudo hacer desde los valores de la nobleza y el altruismo de la búsqueda de una sociedad mejor. Hoy podemos comenzar una verdadera revolución social, revisando los errores, corrigiendo los mismos, cambiando todo lo cambiable, transparentando todo lo que se haga, y tantas cosas; o quizás mejor dicho debemos comenzar una verdadera RE-EVOLUCIÓN. Yo me apunto, ¿Y usted?

La democracia necesita una virtud: la confianza.
Sin su construcción, no puede haber una auténtica democracia.
Victoria Camps (1941-?) Filósofa española.
Miguel Aguado
Diputado PSOE Asamblea de Madrid

“Gestos” por Antonio Quilis

Hace tres años visitaba Asturias y me topé con la celebración del renombrado descenso internacional del Río Sella. Más bien llegué un día después, al día siguiente de la “fiesta”. Desde luego tuvieron que ser unos festejos bastante sonados, sobre todo por el estado en el que quedó la zona de acampada y aledaños.

Mi corazón no daba crédito al ruinoso estado del recinto. Era desgarrador el ver cómo aquel campo estaba sembrado de plásticos, botellas y bolsas por doquier, había sido transformado por el “bienestar” del ser humano. No me entraba en la cabeza que, un lugar,  donde se suponía que se realizaba una fiesta deportiva, lúdica, que gira en torno a un río y se supone le rinde culto (elemento clave de la Madre Naturaleza), fuera atacado de tal manera.

Hablamos de gestos. A estos campistas, por llamarlos de alguna manera,  no les tembló la mano a la hora de plantar las piquetas de sus tiendas de campaña y de dejar la huella en aquel entorno. Vivieron allí unos días y no supieron ni recoger su propia inmundicia. Qué falta de tacto para quien te acoge…

Seguro que todos tenemos más ejemplos de este calibre… Las malditas colillas en la arena de la playa o, las incendiarias, en cualquier cuneta, las latas en los ríos, el macarra que lanza alegremente la bolsa de plástico en el campo…

Cambio de escenario. Estuve pasando el día en una impoluta estación de trenes madrileña observando la curiosa mecánica de depositar un desecho en una papelera. No fue mi principal labor esa jornada, pero me dediqué a observar gestos también. El cubo en cuestión estaba compartimentado en tres, con los colores correspondientes al tipo de basura que caería en ellos: naranja (orgánico), azul (papel) y amarillo (plástico).

Era curioso ver las distintas reacciones de los viajeros de Chamartín ante el hecho de depositar su basura. La gran mayoría, por sus reacciones, esperaban un cubo, con un solo orificio donde “encestar” su residuo. Marcha hacia el cubo, acercamiento, alzada de mano y… congelación del tiro in extremis. Posteriormente, el ejercicio de ser responsable (el tirar el desperdicio a una papelera es ya un buen ejercicio de correcta ciudadanía) tomaba distintos caminos, dependiendo de las decisiones del actor.

Prácticamente todos tenían que pensar a qué color correspondía su basura. Azul, naranja, amarillo… La mano se quedaba suspendida en el aire un poco más de tiempo del “necesario”, apenas unas décimas. En una rápida contabilización mental prácticamente todos los que se paraban a pensar lograban embocar correctamente. Los que no pensaban, o no se fijaban que había que decidir, malograban el tiro, no había intención de soltar correctamente en el color correspondiente.

La diferencia entre el gesto responsable y el irresponsable estribaba en apenas unas décimas de segundo de nuestro apreciado tiempo. ¿Tanto vale nuestro tiempo?

Antonio Quilis
@AntonioQuilis
Director de El Mundo Ecológico
Director de comunicación y marketing de El Bosque Madrid Sierra

 

“Las personas paradas lo primero” por Francisco Javier López

Tras el respiro de la temporada turística y veraniega, las cosas vuelven a su ser, o a su NO-SER.  Unos a trabajar, con miedo a perder el empleo y otros, cada vez más, al paro.

Los datos de paro en España y en Madrid vuelven a ser muy preocupantes.  76.645 personas paradas más en España y 9.196 personas más en el paro en Madrid.

Las cifras parece que ya no conmueven.  536.457 personas paradas en Madrid son un número desconocido hasta ahora  en nuestra Comunidad.  Sobre todo porque 240.000 de esas personas carecen de todo tipo de ayudas, subsidios, o prestaciones.  Son demasiadas las familias que no pueden subsistir en estas condiciones.  Son demasiadas las personas en riesgo de pobreza. Demasiada  gente rebuscando en los contenedores.

Ningún gobierno puede cerrar los ojos a esta realidad.  Esas personas son la prioridad a la que hay que atender y proteger cada día  en las que hay que pensar en cada momento.  Para las que hay que hacer política y destinar los escasos recursos, de forma prioritaria.

Personas que viven en familias que tienen que subsistir cada día.  Personas cuyos hijos e hijas estudian, necesitan libros y comedor escolar.  Personas que no pueden verse excluidas de la asistencia sanitaria, ni pagar algunos medicamentos.  Personas que tienen derecho a un empleo, o a una prestación económica.

Defender el empleo, proteger a las personas desempleadas y fortalecer la cohesión social que garantizan la sanidad, la educación, la atención a la dependencia, son tareas esenciales y la prioridad absoluta en estos momentos.

El 7 de Octubre estaremos en las calles de toda España para exigir estas prioridades a nuestros gobiernos.

Francisco Javier López Martín
Secretario General de CCOO de Madrid

“Los ayuntamientos son un referente social y deben ser atendidos” por Manuel Robles

Vivimos tiempos difíciles, que necesitan reflexiones y acciones responsables, solidarias con el sufrimiento de las personas que lo están pasando mal por culpa principalmente de  un sistema financiero irresponsable y viciado por la especulación y  la obtención de dinero fácil. Hay incertidumbre  y controversia, protestas en la calle. En medio de estos escenarios  se cuelan con mucha facilidad mensajes llenos de oportunismo y demagogia, nunca fáciles de contrarrestar. Es necesario tener una mirada social, pero actuando con responsabilidad.

Las personas viven en los pueblos, en las ciudades y tienen en sus Ayuntamientos un referente al que acuden en busca de solución a unos problemas complejos y difíciles de solventar con las limitadas competencias y recursos que han dejado a los gobiernos municipales. Los consistorios  sufren unos recortes brutales por parte del Gobierno de España y de la Región, junto con  la anulación de toda posibilidad de crédito para favorecer la inversión y el empleo; lo que hace todavía más difícil el obtener recursos para atender la ingente necesidad de asistencia social que ha sobrevenido detrás de la crisis y su expresión más dura, que es la del desempleo. Pero es justo reconocer que hay ayuntamientos, como es el caso de Fuenlabrada, que están haciendo un gran esfuerzo presupuestario para atender o paliar los efectos de estos  recortes y los efectos de la crisis en muchos de sus vecinos y vecinas, siempre dentro de unas muy limitadas posibilidades. A lo largo de estos años hemos  realizado un ajuste permanente de las cuentas municipales,  relacionando el gasto y los ingresos, equilibrando las cuentas, haciendo una gestión económica honesta, eficiente y austera en el gasto. Todo ello nos ha permitido liberar partidas presupuestarias para destinarlas al gasto social, a la asistencia social, a la ayuda a las familias. Algunas recientes cifras son reveladoras de este esfuerzo, como aumentar en más de 1,5 de euros la dotación para servicios sociales en estos últimos años, siendo en estos momentos un presupuesto global para SS.Sociales cercano a los 12 millones de €. Recientemente hemos destinado 700.000 € en ayudas para libros y material didáctico, 300.000 € en mejoras de colegios, junto con el mantenimiento de la calidad de los servicios municipales y los programas de formación y empleo.

Para hacerse una idea de este esfuerzo hay que precisar y denunciar que todos estos gastos los hace el Ayuntamiento de Fuenlabrada sin tener las competencias y los recursos que pertenecen al Gobierno Regional, o al Estado. Sencillamente porque no nos transfieren los fondos necesarios para cubrirlos en su necesidad más básica. Y de cara al presupuesto de 2013 va a ser mucho peor, como hemos podido comprobar en las transferencias que el Estado va realizar a las Comunidades y Ayuntamientos.

También hay que expresar nuestra disconformidad  respecto a que la ley de Estabilidad Presupuestaria nos trate a todas las administraciones por igual, tanto a las que cumplen como es el caso del Ayuntamiento de Fuenlabrada, como a las que han hecho una gestión deficiente y se han endeudado de forma desorbitada, como es el caso del Ayuntamiento de Madrid. No todos somos iguales. Es  necesario compensar al que cumple. Es necesario pensar en clave social.

Manuel Robles
Alcalde de Fuenlabrada