“Cuando hacerse un ‘selfie’ acaba con más vidas que el ébola” por Guillermo Infantes Capdevilla

FOTO_GUILLERMOINFANTESLa principal causa de muerte en España es, según el Instituto Nacional de Estadística, el infarto y las enfermedades relacionadas con el sistema circulatorio. En los últimos meses hemos asistido a un fenómeno insólito: la cantidad de muertes a causa de hacerse una foto, y es que ya rondan la decena en nuestro país. En realidad, fotografiarse no mata ni te chupa el alma, muy a pesar de las creencias de algunas tribus aborígenes. Sí, en cambio, la estupidez, muy a pesar de los idiotas que abundan últimamente. Pero hacer el ‘canelo’ es algo crónico y tiene su historia en el tiempo, de hecho es bastante probable que se haya cobrado más vidas que enfermedades como la viruela o la hepatitis en términos absolutos. 

La moda del ‘selfie’, que en realidad se remonta a los autorretratos al óleo ─ mucho menos arriesgados─ tuvo su momento de mayor esplendor tras la gala de los famosos premios Óscar de Hollywood, cuando Ellen DeGeneres ─presentadora de la  gala─ subió a las redes una autofoto acompañada de varios iconos del cine como Brad Pitt y Meryl Streep. Luego supimos que la inocente foto que estuvo bullendo durante largo rato en Twitter había sido obra de una agencia francesa de publicidad que trabaja para una conocida marca de móviles, y que su valor se estima que rondaba los mil millones de dólares por el impacto que tuvo en las redes sociales.

Siguiendo el ejemplo de las estrellas de LA, son muchos los que han zarpado en busca de fotos que revolucionen sus muros de Facebook o les hagan merecedores de unos cuantos ‘likes’ en Instagram, aun arriesgando su vida y la del resto de figurantes de la instantánea. Hace un tiempo se ha convertido en tendencia en Rusia el fotografiarse desde lo alto de rascacielos, lo cual ha pasado a tener un nombre molón, haciéndolo más atractivo denominándose «Skywalking». Igual si lo llamaran hacer el gilipolling no tendría el mismo seguimiento y los gilipollers se lo pensarían un par de veces antes de demostrar públicamente su poca sesera.

Existen unos premios que se conceden anualmente a la muerte más absurda, los Darwin Awards, cuya filosofía se entiende bajo la premisa de que la raza humana mejora genéticamente cada vez que muere un memo sin descendencia. Sin lugar a dudas, parece que el personal está opositando con entusiasmo para hacerse con el primer premio.

Guillermo Infantes Capdevila
Representante estudiantil UC3M
Área de Estudiantes del Consejo de la Juventud de Alcobendas

“Envolviendo con periódicos” por Guillermo Infantes Capdevila

FOTO_GUILLERMOINFANTESUn papel de regalo cuesta más que un periódico, lo cual ha llevado a SS.MM los Reyes de Oriente a envolver los regalos de esta navidad con un ejemplar de El País del 21 de diciembre de 2013. Esto ha dado lugar a que uno de los regalos que he hecho ─en nombre de Baltasar─ este 6 de enero haya ido acompañado de un Gallardón en la foto de portada, anunciando que el Ministro de Justicia daba por terminada la Ley de Plazos que estaba vigente hasta ahora.

No me considero un purista del periódico en papel ni me regocijo en la pulpa de celulosa al pasar las páginas de un diario, pero siento cierto rechazo hacia la conversión de los medios de comunicación escritos a las plataformas digitales en detrimento de los periódicos en papel. Resulta arcaico leer este tipo de prensa si no es de la mano de tablets u otros tipos de dispositivos electrónicos y, como ya indicaba al comienzo de este artículo, el papel de periódico nos es más útil envolviendo regalos o demarcando la zona de meado de nuestro perro/gato.

Esta fiebre de la prensa escrita en medios digitales conlleva que la financiación de este tipo de periodismo derive de la publicidad ─como en otros medios como radio o televisión─ y deje de depender de las ventas de ejemplares y las suscripciones, es decir: de las personas.

El periodismo se debe al ciudadano y no a la publicidad ya que, poniéndonos algo quisquillosos, podría suponer que éste se viese supeditado a sus sponsors antes que a la información.

Hemos llegado al punto de que un periódico como El País tenga una difusión diaria de 330.000 ejemplares, pero 3 millones de seguidores en Twitter a los que les aparece en su timeline cada nueva noticia que se publica en la web del famoso diario. Los periódicos quedan apartados para los puristas y melancólicos, mientras que la mayoría de la sociedad se ha adaptado bastante bien a las comodidades que ofrece la información en la web.

Aún no estoy graduado en periodismo ─estoy cursando el segundo año─ pero tengo bien claro que (y no me relacionen con la SGAE después de lo que voy a decir) quiero que mi trabajo sea valorado y pagado por los lectores, y no gracias a los banners publicitarios que copan las webs de los diarios. Agradecería mucho más que se comprase mi trabajo antes que poder observar que el último reportaje o crónica tiene X número de likes o una puntuación de X estrellas.

Y, sobretodo, me frustra que un papel de regalo cueste más que un periódico.

Guillermo Infantes Capdevila
Representante estudiantil UC3M
Área de Estudiantes del Consejo de la Juventud de Alcobendas

 

El silencio de los cañones…

Ignorancia teledirigida. Eso es lo que debe de pensar el sonriente periodista del mundo, que aparece en la televisión, con pose de creerse ganador por lo menos,  del “Ortega y Gasset”.  Y no debe ser para menos en estos días de vino y rosas, donde seguro que compañeros y su jefe, le están felicitando por su profesionalidad, su innato sentido de la investigación y su arrojo para enfrentarse una nueva querella, como la que se enfrentó,  el pasado diciembre del 2012.

El orgullo del mundo periodístico, al que ahora, más para lavarse la mancha de descrédito que arrastra el país, por publicar fotos por un tubo, o quizás como paliativo para un casi seguro y futuro ere, avispados ellos, … ven en el negocio del escándalo, la oportunidad de alejarse de su modelo de negocio “Todo a un Euro”, los diarios venden de todo últimamente con los cupones a veces incluso noticias, y volver a la senda del periodismo. Esto no está mal, es necesaria que la información, veraz, constatada y contrastada, se haga pública y tenga una labor fiscalizadora ante la vida diaria. Pero hay que tener cuidado, cuando lejos del beneficio del servicio público, se busca en la información el beneficio personal o empresarial.

Imaginemos que todas estas informaciones fueran 100% ciertas. Todo lo escrito estos días sobre el Psoe, el PP, la Casa Real, el Independentismo etc… La pregunta es simple ¿Es totalmente necesario, en un momento en el que al parecer,  España comienza a recuperar la confianza de los mercados, lanzar toda esta batería de acusaciones a unos y otros? ¿Hay alguien que aún le interese que este país salga adelante?   Yo no digo que no haya que decirlo, que no haya que contarlo a la opinión pública y que no haya que juzgar, condenar y sentenciar a todo aquel que lo merezca, pero ¿tiene que ser ahora?  Es que Urdangarínes, Bárcenas, Amys Martíns, ¿son tan urgentes de neutralizar, como para que merezca la pena poner en peligro a todo el conjunto de la Nación, en pleno proceso de recuperación de confianza de los mercados internacionales?

Mi opinión es que no. Pues el daño producido al interés general, y el prejuicio a la economía, va a ser tan amplio, y de tan profundo calado en la sociedad, que independientemente de si después, se demuestra cierto o no, acaban de proporcionar a un enfermo recuperándose de un coma etílico, la mayor borrachera de su vida.

Hay que tener cuidado con lo que se dice y se rumorea porque,  aunque como ciudadano en democracia, le agradezco, el trabajo periodístico y de investigación, si esto lo dicen con pruebas más contundentes dentro de un año, el resultado será más demoledor aún y la sociedad, en crecimiento, se lo valorará aún más. 

La gente no puede pasarse la mitad de su vida, intentando demostrar que no han hecho, lo que algunos publican que sí han hecho, pero sin pruebas para demostrarlo (porque si considera prueba, la publicación de El País, yo de esos, en casa,  me hago 50 a nombre de Pedro J. Ramírez).

 A la masa organizada de las redes sociales, si les das una chispa prenden rápido, entre otras cosas porque al día siguiente y por desgracia, la mayoría no han de madrugar. ¿Perjudicados? el conjunto de la Nación que ven como hoy, por estas cosas del mentidero, como los mercados vuelven a castigarnos. Nadie de los que ustedes pretenden serán juzgados jamás, eso se lo digo de antemano, que he visto a Srs. X practicando en noble arte de la cetrería con Faisanes, sobrevolando grácilmente la Audiencia nacional.

No hay silencio más peligroso, que el de un cañón, preparado para abrir fuego, y crispando los ánimos y valores de toda la masa social, se está preparando a toda la Nación para que  vuelvan a escucharse, el silencio de los cañones.

 

Ignacio Mendoza
Ciudadano del Reino de España

«¿Es realmente importante la Marca Personal en el entorno profesional?» por Juan Carlos Lozano

El concepto de Marca Personal (en inglés Personal Branding) está de moda, aunque aún quedan muchas dudas sobre qué es y por qué es tan importante. En este artículo vamos a intentar desgranar el porqué de su origen y, de forma práctica, porqué es importante en nuestro contexto profesional.

Esta acepción, aunque atemporal, es relativamente reciente, al menos a lo que su conceptualización o utilización actual se refiere.  Su origen se atribuye a Tom Peters, mencionándose por primera vez en su artículo “The Brand Called You” (Revista Fast Company, 1997).

No es novedad hablar de la importancia de la marca y de que la marca de nuestras empresas sea reconocida, pero dado el entorno cada vez más social en el que nos encontramos, los grandes embajadores de las empresas son sus propios integrantes. Esta visión trasciende incluso a la tipología o calidad de los servicios o productos que ofrecen las diferentes organizaciones (de ahí el concepto con el que estoy tan de acuerdo de “Capital Humano”).

No es ninguna novedad que la imagen de marca es un excelente respaldo en el cierre de operaciones y alianzas estratégicas, y en una innumerable tipología de otras operaciones, pero nadie duda de que esas operaciones finalmente son cerradas por las personas que participan en ellas. Ya sean pequeñas o grandes operaciones, la venta de un producto del portfolio o la adquisición de una nueva filial, las personas que participan en dichos procesos son claves para el éxito final de los mismos.

Este valor hace que cobre cada vez más importancia el concepto de que cada uno de nosotros somos Directores/as Generales de nuestras propias empresas, lo que Peters expresa como elYO S.A.”.

Ciertamente el concepto de marca personal tiene un enfoque hacia la visibilidad de nuestro expertise y conocimiento para compartirlo con el contexto empresarial, pero evidentemente tiene un trasfondo muchísimo mayor. En un mundo en el que Internet y las Redes Sociales juegan, queramos o no, un papel transcendental, no podemos quedarnos al margen.

Según estudios de grandes consultoras internacionales, cuando tenemos una reunión importante ya no sólo buscamos en Internet información de la compañía con la que vamos a reunirnos, sino también el nombre de las personas concretas que van a participar en la misma.

Este es un fenómeno actual y real, y no podemos vivir ajenos a él. Cada vez es más difícil conocer a alguien que en alguna ocasión no haya buscado el perfil de otro profesional en Google. ¿Alguien se ha buscado alguna vez en a sí mismo? Si sorpresivamente la respuesta es no, les invito a hacerlo.

La sorpresa puede ser interesante, primero porque nos encontremos con resultados inesperados (en ocasiones no muy afortunados), o no aparecer o hacerlo en la página 16 de Google… Puede que esto no diga mucho de nosotros, lo cual no significa que necesariamente tengamos que estar presentes, pero si no nos metemos nosotros, alguien lo hará por nosotros en algún momento. Y puestos a leer cosas sobre nosotros, ¿por qué no hacer que esas cosas sean las que deben ser?. Desde esta perspectiva parece importante al menos plantearse la posibilidad.

En muchas de mis conferencias, algunos de los directivos asistentes me acaban preguntando “Pero eso de la marca personal, ¿es realmente importante, sirve para algo?”. Realmente el problema no es si es importante o no, si no si me aporta el suficiente valor como para dedicarle tiempo. El tiempo es un (por no decir el más) importante activo del que disponemos y como todo importante activo es limitado. La pregunta que hay detrás de la que me formulan es: “¿Realmente mi marca personal me aporta un justificado beneficio como para que le dedique parte de mi tiempo, y si es así, cuánto tiempo he de dedicarle?

Sobre los beneficios, algunos ya han quedado identificados. Sobre el tiempo, nos asombraríamos de la reducida dedicación que, siguiendo una metodología y procesos definidos, nos conllevaría definir una buena estrategia de marca personal y conseguir unos resultados sorprendentes, pero eso ya será harina de otro artículo.

Juan Carlos Lozano
Presidente Dir&ge
Network Directivos & Gerentes

Compasión ‘on line’ por Ángel Garrido

Debatía hace muy pocos días, con compañeros de diferentes grupos, las ventajas e inconvenientes para los políticos de estar presentes en las redes sociales. A favor se encontraba, por un lado, el argumento obvio de la necesidad de utilización de uno de los canales de comunicación más activos e influyentes y, por otro, la apreciación unánime de la cada vez mayor demanda ciudadana de participación e interactividad con sus representantes, que si bien es posible realizar al modo tradicional -es de decir de forma presencial- se multiplica exponencialmente, a través de la participación en lo que se ha dado en llamar política 2.0.

Si esto es así de evidente, se preguntarán cuales son la desventajas de dicha participación, que provocan que la mayoría (sí, la mayoría) de los políticos, no tenga perfiles en facebook o mucho menos en twitter. Pues sólo hay una: el miedo a cometer un error.

Acostumbrados como estamos a escenarios de debate, en las distintas sedes parlamentarias, organizados y tasados en sus tiempos; donde las interrupciones son consideradas una descortesía y donde las intervenciones pueden ser preparadas con mucho tiempo de antelación. La participación en un espacio tan vivo y tan interactivo como twitter provoca a la mayoría, lisa y llanamante, miedo escénico.

Traigo todo esto a colación, aprovechando la muy reciente polémica en twitter provocada por @elenavalenciano quien durante su tuiteo del partido España-Francia, cometió el error de preguntar por la «fealdad» de uno de los jugadores franceses. El error fue doblemente grave, dado que esta «fealdad» viene provocada por un accidente que sufrió siendo niño, cuestión que obviamente la dirigente socialista no conocía.

Como en otras ocasiones twitter se «incendió» con comentarios sobre el tuit de Valenciano, que inmediatamente pidió disculpas. Algunos de los que participamos en esta red social, de forma singular dada su relevancia pública @gonzalezpons, o yo mismo, disculpamos este tropiezo y pedimos que no se crucificara a alguien por un error en un medio donde tan fácil es para cualquiera cometerlo. Curiosamente una parte de las críticas se desvió a quienes intentábamos minimizar el desliz.

Sólo quien hace cosas se equivoca y sólo quien tiene el valor de interactuar con, en ocasiones, miles de seguidores, yerra. Yo lo he hecho y seguramente lo haré y aunque tengo muchas razones para criticar las opiniones y los hechos de Elena Valenciano, que no cuenten conmigo para un auto de fe por un error cometido en ejercicio de algo que muchos no se atreven a hacer, que no es otra cosa que escuchar y hablar con los ciudadanos. Participación de los políticos en las redes sociales sí, debate sí, aceptación de las críticas sí. Compasión ‘on line’ también.

Ángel Garrido García
Presidente del Pleno del Ayuntamiento de Madrid
@angelgarridog

“Cara a cara” por José Carlos Boza

 

Las nuevas tecnologías han supuesto un claro avance en eficacia y comodidad para todala ciudadanía. Pocoa poco, trámites enojosos, que suponían desplazamientos y papeleos, ya pueden realizarse a golpe de “click” y, en muchas ocasiones, desde el propio domicilio. La penetración de la informática y, especialmente, de Internet en las distintas facetas de la sociedad ha revolucionado la forma en la que las administraciones se relacionan con las personas.

Pero como el avance se dispara a una velocidad de vértigo, una segunda fase de este cambio tecnológico ha sido la irrupción de las redes sociales como un elemento de primer nivel en cuanto a relación interpersonal se refiere. La incorporación de Twitter como difusor vertiginoso de la actualidad en sus 140 caracteres o, especialmente, los perfiles de Facebook que mantienen –mantenemos- la mayor parte de los ciudadanos, se han convertido en nuevas ventanas que han cambiado para siempre la forma de relacionarnos.

En mi caso particular, aunque soy partidario –que no fanático- de las nuevas tecnologías, quise esperar un tiempo antes de poner en marcha mi Facebook como alcalde de Valdemoro. Principalmente, porque no considero oportuno dejarse llevar por las modas e iniciar un proyecto como éste sin tener claro tanto su utilidad para los vecinos de Valdemoro como su viabilidad a medio o a largo plazo.

Ahora, cuando ya han pasado varios meses, debo reconocer que me siento muy satisfecho de su funcionamiento –y ello a pesar de saber que no le dedico todo el tiempo que merece- y del soplo de aire fresco que supone mantener un canal directo con las opiniones, consultas, dudas y críticas de los vecinos y vecinas del municipio. Como digo en la bienvenida a mi página, es un medio a través del que, sobre todo, quiero escuchar.

Las personas con las que, de forma habitual, hablo de la actualidad de Valdemoro se han convertido en un elemento de superación que me pone el listón cada vez más alto a la hora de cuidar los detalles en aquellas cosas que pueden pasar desapercibidas en los grandes planteamientos globales, pero que están estrechamente unidas a la calidad de vida. Una farola que no funciona, el horario de alguna instalación pública que puede mejorar, una actividad que puede incorporarse a determinada concejalía… En fin, multitud de sugerencias y propuestas sobre Valdemoro, una materia que nos apasiona tanto a mí como al resto de personas con las que me comunicó en Facebook.

Es inevitable por el actual contexto en el que nos movemos, que gran parte de estas aportaciones tengan un marcado cariz crítico, ya sea por la situación económica global o por la incertidumbre ante el empleo o las políticas de austeridad. Sin embargo, la gran mayoría de las aportaciones destacan por su tono respetuoso y constructivo. De ahí que quiera hacer público mi compromiso de mantener abierto este canal de comunicación y mi agradecimiento a todos aquellos que se dirigen a mí por esta vía, porque me han ayudado a entender mejor esa compleja, cambiante y maravillosa realidad que es Valdemoro.

José Carlos Boza
Alcalde de Valdemoro

19N: Jornada con reflexión e influencias en Twitter por David Guerrero

En el artículo 144 de la Ley Orgánica 5/1985 del Régimen Electoral General se recoge que “serán castigados con la pena de prisión de tres meses a un año o la multa de seis a veinticuatro meses” quienes realicen “actos de propaganda una vez finalizado el plazo de la campaña electoral”.

La conocida como Jornada de Reflexión se implantó en nuestro país para evitar incidentes entre simpatizantes de los diferentes partidos políticos y sobre todo propiciar un voto “sin influencias”.

En  el año 1985, cuando se aprobó nuestra actual ley electoral, en España sólo un grupo de físicos de altas energías de seis Centros Académicos y de Investigación estaban conectados en red. Hoy somos más de 27 millones de internautas, hay 15 millones de usuarios españoles en Facebook y más 3 millones de “twitteros”.

Este 19N, estoy seguro de que los perfiles oficiales de los principales partidos y candidatos quedarán silenciados. ¿Pero la Junta Electoral perseguirá los “tweets” de militantes y simpatizantes?

Imagino a magistrados y catedráticos tropezándose con su toga en “muros” y “timelines” en su tarea de mantener la objetividad y transparencia del proceso electoral.

Las redes sociales seguirán siendo, como en las últimas semanas, el paraíso de la opinión política. Ese gran foro de discusión en la que las armas son las palabras y la batalla se decide entre eslóganes e idearios de partido.

Los medios de comunicación abrirán sus informativos con las concentraciones de indignados, que como ya ocurrió en las elecciones autonómicas, reflexionarán de forma colectiva, crítica y en ocasiones contradictoria en plazas de toda España.

Mientras en las redes sociales se compartirán libremente argumentos a favor y en contra de ese, este o aquel candidato, se recordarán los errores de uno y otro bando, aparecerán las fórmulas mágicas que necesita el país….y al final alguien pedirá el voto.

Hasta el proceso más importante de nuestra democracia está marcado por lo absurdo…

David Guerrero, Director de Informativos y Contenidos SER Madrid Norte – SER Madrid Sur

«Mentiras y gordas» por David Sañudo

Quiero empezar hoy con una adivinanza, ya os digo que el título de este artículo es una pista: Se abre el telón, aparecen varias personas aplaudiendo con entusiasmo el acuerdo de los partidos políticos en la ‘Ley Sinde’: “Salvará la cultura” dice una ministra, “Abajo los piratas” comenta el rico dueño de una discográfica y “Demuestren que están a favor de los derechos de los niños con sida” (sic) espeta al público algún cantante. Se baja el telón. ¿Cómo se llama la película?

La ‘Ley Sinde’ es mala, pero lo peor es que también es inútil: lo más negativo de esta norma, no es solamente que ataque algunos de los derechos fundamentales de los españoles, sino que revela un desconocimiento total del funcionamiento y del espíritu de Internet: el mundo es global y en la red tienes acceso inmediato a cualquier contenido publicado por cualquier persona en cualquier país. De tal manera que se puede cerrar una web alojada en España, pero la gente podrá seguir descargando archivos desde portales situados en otros puntos del mundo; así que la única manera de controlar esos contenidos sería ‘fisgar’ en todo el tráfico de los PC de nuestro país. Creo que algo así hacen hoy en día en estados tan democráticos como China.

La conclusión número 1 sería que nuestros legisladores saben poco de la materia sobre la que tienen que legislar.

Pero es que además la nueva normativa permitirá cerrar un portal en menos de 17 días, entiendo que en un proceso pleno de garantías para todos; así que llama la atención la celeridad con la que se resolverán estos casos frente al bien conocido atasco de la justicia. Sólo un dato, hace dos años (casi 750 días) que murió asesinada la niña Marta del Castillo y aún no hay sentencia. En este tiempo se podrán cerrar cerca de 50 webs.

La conclusión número 2 sería que la Justicia española tiene dos velocidades.

Podríamos estar todo el día buscando conclusiones negativas sobre esta Ley Sinde, pero dejemos en paz a nuestros políticos, que ponen todo su empeño en sacar a nuestro país de la crisis. Por cierto, ¿cómo se llamaba la película?

David Sañudo, periodista

“Matando al pajarito” por Ángel Garrido

La fiebre del 2.0 se ha desatado y todos los políticos han desembarcado en las Redes Sociales. Los candidatos de primera línea de todos los partidos, con fantásticas páginas web; los más humildes, con una cuenta en Twitter –la red del pajarito azul- que es gratis.  ¡Pobre pajarito!

Las «redes sociales», conviene reparar en la obviedad, no son «redes políticas». No nacieron para lo último y sí para lo primero es decir, para mantener el contacto con aquellas personas que ya formaban parte de nuestra red social y por supuesto, o sobre todo, para ampliar dicha red. Si una persona pretende conseguir amigos a través de Facebook o seguidores en Twitter, casi con total seguridad pretenderá ofrecer su mejor «cara social» a quienes se dirige, es decir intentará ser simpática, ocurrente, ingeniosa y tratará de poner en común en la red en la que participa, temas o referencias que puedan resultar interesantes para la mayoría.

En Twitter, si eres fontanero, no se te ocurriría twittear cosas como «en el almacén comprando tubería de plomo» y si eres director de una sucursal de banco tampoco escribirás «formalizando unas hipotecas con unos clientes». Pues eso, exactamente eso, es lo que hacen -hacemos- los políticos de todos los signos.

Ignoro a cuantas personas puede interesar un mensaje del tipo «de camino a la inauguración de nosequé en nosedonde» o a quién puede resultar estimulante un tweet como «propuesta numero X: mejorar tu calidad de vida». Bueno, en realidad no lo ignoro, lo sé: no interesan a nadie. A nadie, salvo a los que nos retroalimentamos de nuestros propios mensajes y hacemos retweets de lo que ya sabemos positivamente no tiene más destino que el cementerio de los bytes.

Pero los gurús han dicho que hay estar en las redes sociales y estamos, aburriendo al personal sí, pero estamos. Tampoco se trata de que en Twitter nos convirtamos en lo que no somos, ni entremos a competir con el club de la comedia, pero un poquito de informalidad e incorrección se agradecería y si además de los interesantísimos mensajes arriba mencionados, somos capaces, por ejemplo, de recomendar un artículo, incluir un enlace a una página útil o contar algo interesante que no tenga que ver estrictamente con la política, el resto de la red -a la que definitivamente no damos la impresión de pertenecer- nos lo agradecerá.

Hay excepciones a lo dicho y menciono a políticos con larga presencia activa y de interés en las redes como mi querida amiga Cristina Cifuentes @ccifuentes (PP) y mi también amigo José Cepeda @cepeda (PSOE) o recién llegados como Ángel Pérez (IU) @angelpereziu, el político con mayor sentido del humor que conozco, al que en muy pocos días ya debemos un tweet antológico «Mañana iré a verme al Escorial» y que espero no se contagie del rigor mortis general. Pero son eso, excepciones, el resto me temo que seremos corresponsables de la muerte del pajarito… por aburrimiento.

Ángel Garrido, concejal del Ayuntamiento de Madrid

“Virtual y también muy real” por Pilar García

Hace unos días leía en esta página una noticia sobre la importancia que está cobrando Facebook en los divorcios en EEUU. La información en cuestión ofrecía datos de un estudio de la Academia Americana de Abogados Matrimoniales, recogido por “The Guardian”, en el que se aseguraba que  los abogados norteamericanos sitúan a Facebook como la principal fuente de pruebas en el 20% de los divorcios.

En los primeros meses de este 2011 hemos visto también como a través de Internet y las redes sociales, pueblos oprimidos, devastados por la pobreza y el hartazgo de la injusticia, se han revuelto contra sus gobiernos y los han depuesto. En muchos de estos países, se llegó incluso a cortar Internet. Pero no se pueden poner puertas al campo, como dice el refranero más castizo.

En un plano más doméstico, si se quiere, el otro día me encontré en el ascensor a mi vecino del quinto. Iba con una morenaza impresionante, a la que cogía de la cintura con cierto orgullo. No era su mujer. Después me enteré que a su santa la ha dejado por está joven a la que conoció a través de Internet.

Son tres ejemplos, podría poner más, pero con estos basta para comprender cómo el mundo de las redes sociales ha traspasado esa frontera de lo virtual, haciéndose cada vez más real, más palpable y presente por las consecuencias que tiene en la vida  personal y colectiva. Si alguien pensó en un momento dado, o piensa todavía, que esto era sólo una moda pasajera, que vaya cambiando de opinión, porque la realidad es muy tozuda e indica todo lo contrario.

Es verdad, que no debemos sacralizar el mundo 2.0, porque tiene muchos dobles filos y porque nunca es bueno convertirse en un “friky” de nada, además, las relaciones en la red no deben sustituir nunca el contacto personal, mucho más rico, pero si es cierto que las redes sociales son hoy día un campo infinito, abierto al intercambio de ideas, opiniones, capaz de mover el mundo. Queda extender su manejo a todos los sectores, para acortar esa brecha digital marcada por las diferencias económicas o el desarrollo social y cultural. Y es que nunca lo virtual, había sido tan real.

Pilar García, periodista

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