«¡Uf, por este artículo de opinión sobre las políticas de igualdad me va a caer la del pulpo!» por Miguel Aguado

Miguel AguadoDebo decir de antemano que siempre he defendido la igualdad de hombres y mujeres. No creo que una sociedad en la que la mitad del planeta tenga menos derechos y oportunidades que la otra sea una sociedad justa. Considero que esta no es solo una causa de las mujeres, es y debe ser una causa común de las personas justas. Sinceramente creo que los valores femeninos son mejores para lo colectivo y lo público; es decir, que con una visión femenina la política sería mejor para todos. No descubro nada nuevo: ya lo dijo el feminismo en el pasado siglo. No me refiero a una cuestión numérica, que también, sino de modos y formas: la búsqueda de lo que se comparte frente a lo que diferencia, el acuerdo frente a la discrepancia,… ¡Vamos, una democracia más real!

Dicho esto, quisiera reflejar algo que me lleva dando vueltas desde hace tiempo. Lo políticamente correcto sería callarme, dejarlo en ese lugar del cerebro donde se almacenan las cosas que no se usarán. Pero creo que el debate libre nos obliga a poner sobre la mesa lo que consideramos debe ser de utilidad, aún a riesgo de estar equivocado o de tener respuesta discrepante.

Hace algunos años en las entidades sociales y en la izquierda política se hablaba de políticas o áreas de mujer; quedaba claro, se trataba de acciones dirigidas a lograr que la desigualdad de la mujer en general se redujese. Eso está muy bien. Luego, por esa obsesión que tenemos en la izquierda de reinventar los nombres para seguir muchas veces haciendo lo mismo, pero más moderno, se le llamó políticas de igualdad. Ahí comienza mi discrepancia, cuya expresión en público en este artículo me llevará a la «muerte política» (es broma, ¿supongo?).  

Es verdad que tenemos muchos problemas de desigualdad en nuestra sociedad con las mujeres, sin lugar a dudas. Es cierto que tenemos un número repugnante de atentados a mujeres por hombres asesinos, machistas y posesivos, es igualmente cierto que las mujeres en general cobran menos que los hombres como reflejan los informes oficiales, es cierto que cuesta ver una mujer en los lugares importantes de toma de decisiones en la esfera internacional o en las empresas. Es verdad todo eso.

Pero tengo la sensación que una cosa es la realidad y otra la respuesta tradicional desde la izquierda. Los partidos de izquierda (PSOE e IU principalmente) compiten para ser los que más peso le dan a las políticas de mujer. Así logran colocar en la agenda política temas como la paridad, las listas cremalleras, los porcentajes de mujeres en puestos directivos, la defensa de la decisión de las mujeres sobre el aborto (parece mentira que en pleno 2013 tengamos que seguir hablando de ello por la visión retrógrada del PP y especialmente del «progre» Gallardón), los premios de mujer, las entidades de mujer,… Todo muy bien, ahora lo llamamos igualdad y no hay dirigente que no  quiera estar al frente de ello.

Así, en mi propio partido recientemente se propuso como evolución positiva que en todas las decisiones importantes que se tomasen estaría presente una persona (presumiblemente mujer) para valorarlo desde la perspectiva de la igualdad o de género. Considero que la igualdad, la justicia social o la honestidad por ejemplo, no se pueden “procedimentar” o reglamentar; se trata de valores y eso o está presente en todo y en todos los que toman decisiones o no hay reglamento que lo sustituya.

Este feminismo de las élites femeninas en política bien podría ser llamado el “feminismo del 1%”, el cual trata sólo del techo de cristal, pero muy pocas veces del suelo de piedra. Se ocupa de las preocupaciones, ansiedades y prerrogativas del 1%, mujeres que están en o cerca del nivel más alto de sus profesiones, el mundo corporativo o gubernamental. Desgraciadamente, esto les ciega en su propio campo de visión limitado, tiende a hablar en nombre de todas las mujeres, universalizando algo que es profundamente particular. Porque, realmente ¿todas las mujeres españolas consideran como prioritario que los partidos políticos presenten sus listas en forma de cremallera? Que conste que cuando me presenté a la Alcaldía de mi municipio (Tres Cantos) en 2003 (¡qué mayor ya!) presenté una lista cremallera, por convencimiento, por didáctica política y por capacidad de todos y todas. 

Considero que esta visión de feminismo corporativo es fundamentalmente conservadora, porque liga la igualdad a valores post-materiales. Daríamos a entender que lo material y la desigualdad más básica, la material, ya se ha logrado; quedando únicamente “huecos” por cubrir en ese post-materialismo. Esta visión del feminismo utiliza metalenguajes corporativos, es conformista con las estructuras de la cultura corporativa y no requiere, aparentemente, ningún cambio cualitativo en las relaciones sociales. En su lugar requiere que aquellas personas que estén sufriendo un  impacto fuerte de la desigualdad y la discriminación deban modificar su perspectiva psicológica.

El feminismo vertical desde arriba hacia abajo depende de la benevolencia y política de género de las que llegan arriba. No se trata de hacer acciones colectivas o construir un poder colectivo para el cambio.

Recuerdo que cuando en el Gobierno del José Luís Rodríguez Zapatero se lanzaron las ayudas de 2.500 euros a los nacimientos, política que no comparto por ser lineal, trabajaba en una agencia de comunicación y en ese momento se encontraban embarazadas, al tiempo, la Directora General y la recepcionista. Mientras que para la primera era un dinero que le vendría bien, para la segunda era una ayuda imprescindible.

Pero, considero que sin restarle importancia al problema esta visión que se ofrece a veces  desde la izquierda es claramente una visión burguesa (como se decía antes). Porque, la mayor desigualdad, la falta de igualdad mayor en derechos y oportunidades en España no es entre hombres y mujeres, lo siento, es entre ricos y pobres; sin lugar a dudas. Es decir, no estamos en esa sociedad post-material donde algunos consideran se ubica la política.

Hace unos días la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), organización internacional que reúne a los 34 países más industrializados del mundo, hizo público un informe sobre la desigualdad en el período comprendido entre 2007 y 2010.

España, según este estudio, no solo es el país con mayor desigualdad de la eurozona, también es donde más crecieron las diferencias entre los más ricos y los más pobres en este período, es decir, los años correspondientes a la primera mitad de la crisis. Complementariamente, tres millones de nuestros compatriotas (si, 3 millones) se encuentran en la extrema pobreza.

Este informe señala cómo la desigualdad en lo que referido a los recursos familiares, medido en el llamado coeficiente Gini que refleja la diferencia de ingresos en un país, se agravó en España 2,9 puntos en este indicador a lo largo del periodo analizado.

¿Hay que trabajar por la igualdad entre hombres y mujeres? sin duda; pero hay que reorientar las prioridades. Esto quiere decir, desde mi perspectiva, que siendo importantes para nuestra sociedad y su progreso las medidas que se piden desde lo que denomino el feminismo del 1%; en época de crisis como la actual, debemos cambiar la prioridad y darle más importancia y esfuerzo a que la desigualdad no se cebe, aún más, en las mujeres en general y en las que se encuentren en situaciones de mayor vulnerabilidad en especial. Esto hay que hacerlo con más insistencia y al tiempo, no en lugar de.

Lo moderno parece ser hablar y hacer jornadas sobre mujer (bienvenido sea), igualmente señalar las políticas de nuevos derechos: gais y lesbianas, por ejemplo. Pero parece ser que es poco moderno hablar y trabajar por lo que la izquierda se fundamenta: acabar con la pobreza. Yo me quedo con la frase de mi admirado Olof Palme: «Yo no quiero acabar con los ricos, quiero acabar con la pobreza». Por eso soy socialdemócrata.

Ahora,…. ya pueden lincharme.

Miguel Aguado Arnáez
Diputado PSOE Asamblea de Madrid

“No es momento de ser lamprea” por Miguel Aguado

Miguel AguadoEn una reciente comparencia del Director General de Telemadrid en la Comisión de Control de Telemadrid y Onda Madrid en la Asamblea de Madrid, comisión en la que soy Portavoz por parte del Grupo Parlamentario Socialista, justificó este el modelo de privatización de nuestra televisión pública como una adaptación a la situación económica del país; y para ello usó la siguiente cita del naturista Charles Darwin:

“Las especies que sobreviven no son las más fuertes, ni las más rápidas, ni las más inteligentes; sino aquellas que se adaptan mejor al cambio.”

 Mi respuesta y la reflexión que realicé es la base de mi artículo, me explico:

El animal que quizás mejor se adaptó al cambio puede ser la lamprea, un animal que ha conseguido adaptarse a todo y que tiene 500 millones de años de historia. Vive, generalmente, en el fango y se mueve bien en esos entornos. Pero tiene una característica que me llama la atención, es uno de los animales más tontos. Supo adaptarse si, pero nadie quisiera ser una lamprea.

Es evidente que vivimos un momento muy difícil en nuestro país y en nuestra sociedad. Vivimos una crisis no sólo económica, sino de modelo de sociedad, de modelo económico, de valores éticos, morales, humanísticos, espirituales o como queramos llamarlo. Pero, al tiempo, debemos ver que es una oportunidad de cambio, de evolución, de revisión del modelo, de evolución sobre él. 

Hace más de 30 años España tuvo un cambio y una evolución ejemplar, se aprobó una Carta Magna que sirvió como marco de relación, desarrollamos un crecimiento económico, de innovación y de modelo de sociedad muy positivo. Se universalizaron la sanidad y la educación (por cierto con gobiernos socialistas) y muchas cosas más.

Hoy, las cosas han cambiado. Con una renta cuatro veces superior a la que teníamos cuando esto comenzó nos dicen que el sistema no puede mantenerse. Yo no lo creo, pero parece que es algo asumido. Es un momento de cambio, si; pero no todos apuntan en la misma dirección.

Si hiciésemos caso de la opinión del conservador, muy conservador, … pero que muy conservador Director General de nuestra tele regional lo que deberíamos hacer es plegarnos, escondernos, limitarnos a tratar de comer, en silencio y no pensar. Es lo que ese pensamiento define, desde su posición privilegiada por cierto, como adaptación a las circunstancias, es decir: conservadurismo en estado puro. Conservar lo elemental, lo básico, lo mínimo y no hacer más.  Otros pensarán por nosotros.

Yo digo NO. Creo que es ser momento no de estar quietos y encerrarnos en nosotros mismos, sino de pensar, trabajar por mejorar nuestra sociedad, nuestro entorno,… de buscar una evolución en nuestra sociedad. Sin miedos, sin versiones light, sino en profundidad

Una de las especies que mejor evolucionó fueron los homínidos, se adaptaron si, pero algunos a partir de erguir la cabeza, de tratar de ver que hay tras los matojos, empezó a utilizar herramientas, a usar su cerebro y crecer, evolucionar y tener algo fundamental: sentimientos. 

Tengo claro que es un momento de cambio real, aprovechemos la situación para evolucionar, para mirar por encima de la crisis, mirar el horizonte y tratar de  pensar y actuar. Cambiar y evolucionar. Cambiar todo lo que sea necesario cambiar. Yo lo llamo ReEVOLUCIÓN. ¿Se apunta Usted?, amigo lector, a pensar y evolucionar o ¿piensa que es momento de ser lampreas? 

 

Miguel Aguado Arnáez
DIPUTADO
Grupo Parlamentario Socialista
Asamblea de Madrid
 

“No le digas a mi madre que soy diputado; mejor dile que toco el piano en un burdel“ por Miguel Aguado

“El hecho de que no tengas interés en la política no significa que los políticos no tengan interés en ti”.
Pericles (430 a.C.)
El mayor castigo para quienes no se interesan por la política es que serán
gobernados por personas que sí se interesan.
Arnold J. Toynbee (1889-1975) Historiador inglés.

Siempre tuve mala suerte. Cuando tenía 14 años acudí por primera vez a un campamento de verano. Como los monitores eran voluntarios la entidad organizadora entendía que debían tener algún tipo de “privilegios” (ducharse con agua caliente en el botiquín en lugar de las frías duchas de Covaleda como el resto, poder comer jamón y aperitivos ricos en las reuniones de coordinación nocturnas y algún etcétera más), cuando me titulé como monitor y deseoso de tener esos “privilegios” los tiempos habían cambiado y no parecía muy ético (realmente no lo era y lo comparto); esos “privilegios” se perdieron y los que se duchaban con agua caliente eran los niños pequeños y los monitores teníamos que dar ejemplo cual “tarzanes” de la selva. Llegué tarde.

El pasado mes de junio de 2011 salí elegido por primera vez como Diputado en la Asamblea de Madrid por el PSM PSOE; y me encuentro con cosas que me hacen recordar aquellos tiempos. Todo el mundo habla de “privilegios” de los diputados pero cuando llego no los encuentro, debí de llegar tarde igualmente. Nótese el tono irónico, por favor.

Para más inri cuando salgo de mi casa para ir a la Asamblea de Madrid me encuentro estos días una pancarta que dice: “el próximo parado que sea un diputado”. Ya no solo no tengo esos grandes “privilegios” sino que además algunos quieren que deje de hacer política. ¡Púes vamos bien!

Así viendo esto he decidido parafrasear, amigo lector, este artículo con un título de un libro de periodismo clásico y lo adapto a lo que siento.

Parece últimamente que debo justificar ante todo el mundo que no tengo privilegios, que me dedico temporalmente a la POLÍTICA (sí con mayúsculas), es decir que he decidido (sí, decidido porque nadie me obliga a ello y es una decisión vital de cada uno) hacer lo posible para mejorar la calidad de vida, los derechos e incluso trabajar para tratar de aumentar la felicidad de mis convecinos. Y lo hago desde la socialdemocracia porque considero que no todo el mundo tiene las mismas oportunidades para ser libre y que debe existir una sociedad organizada y con cierta fuerza que permita la redistribución de los recursos y facilite la equidad. Me lo creo y creo que es posible. Considero que no se puede tener una aspiración más noble; y me apetece dedicar un tiempo de mi vida a ello. Puedo hacerlo mal o bien, eso es criticable sin lugar a dudas; pero no la aspiración. No puedo admitirlo. Valórenme por mis palabras o por mis hechos, por nada más, por favor.

Pero por otra parte, entiendo que en momentos tan complicados como los que vivimos con una repercusión social tremenda de la crisis económica y muy especialmente de los injustos recortes que afectan a los menos favorecidos, el enfado y la rabia hacen mella.

Igualmente, la actitud y los hechos de muchos políticos y de los partidos políticos de forma colectiva e individual han sido absolutamente impresentables, sin lugar a dudas.

Ambos motivos son entendibles y comprensibles. Pero lo que no entiendo ni comprendo es la utilización torticera y populista de algunos grupos políticos. Me refiero muy claramente a la derecha política del PP y a sus aliados de la derecha camuflada de UPyD.

Pondré dos ejemplos:

La Presidenta de la Comunidad de Castilla-La Mancha, además senadora, Secretaria General del PP,… y tantas cosas, algunos con sus consiguientes sueldos, la señora Cospedal (PP) acaba de aprobar que en su región los diputados no cobren. ¡Muy bien! dirán algunos ¡para lo que hacen! El argumento es económico: esta medida ahorra un millón de euros. Lo que no dice es que el conjunto de sus asesores, elegidos a dedo, cuestan un millón y medio. Es decir, prefiere los que ella designa a dedo aunque cuesten más que los elegidos democráticamente por los ciudadanos. Yo, por el contrario, prefiero la democracia. Y ¿Usted?

la alternativa es muy clara: solo podrán estar en política los ricos y los que defiendan intereses ajenos a lo público: lobbies empresariales, farmacéuticos,… Muy democrático no parece.

Y por otra parte, sus aliados de UPyD (la marca blanca del PP que opinan algunos) en sus múltiples propuestas de “supuesto” ahorro eliminando organismos públicos de control del gobierno de turno con sus trabajadores (que aprobaron sus oposiciones) así como la restricción de recursos humanos y técnicos para poder hacer la oposición mejor y más fundamentada. Aunque, sin embargo, miren para otro lado cuando, por ejemplo, su diputado (de UPyD) en Asturias tenga seis, ¡sí seis!, asesores para él solo; o cuando su líder nacional, Rosa Díez, lleve 30 años sin bajarse del coche oficial. Igualmente, basan sus propuestas en eliminar todo lo que sea (algunas veces con razón) pero sobre todo, aquello que permita hacer el control y la capacidad de propuesta de la oposición mejor. ¡Qué casualidad!

Hay quienes confunden “privilegios” con instrumentos o medios para gestionar. Quizás no los confundan y lo tengan muy claro y sea por esto que se atacan de forma clara y tan populista.

Pues yo, reivindico la POLÍTICA. Es el momento de hacer POLÍTICA pensando en los demás, pudiendo mirar a los ojos de los demás y no tener nunca ningún motivo para retirar la mirada. Es el momento, más que nunca, de la POLÍTICA  honesta, sincera, noble, implicada, con pasión y sobre todo, con el corazón.

Ahora en estos momentos en los que parece que reivindicar la política es algo quizás incluso suicida, quiero reivindicar la POLÍTICA, con mayúsculas, porque mientras que hay algunos que intentan cargarse la política a propósito y otros entiendo que por ignorancia, los ciudadanos debemos tener en cuenta que cuando no hay política, otros harán política por nosotros, la diferencia estará en que no defenderán los intereses generales, sino los suyos; y le aseguro que no son los nuestros.

Hace años un grupo de mujeres consideraron que era impresentable que las mujeres no tuviesen voto. Posiblemente, la sociedad en general no veía un problema en ello; pero consideraron que debían convencer, actuar y crear un sentimiento de presión que hizo posible lo que hoy es algo consustancial a la democracia y al sentimiento más ético de nuestra sociedad: la igualdad. Con anterioridad, unas personas librepensadoras consideraron que la esclavitud era inadmisible, aunque fuese un motor económico tremendo. Lograron que se prohibiese y además la búsqueda de una alternativa económica trajo la revolución industrial. Más recientemente, otras personas, socialdemócratas ellas y europeas, soñaron que todos deberíamos tener acceso a una educación y una sanidad lo mejor posible sin tener en cuenta la capacidad económica, y se logró.

¿Cree Usted, amigo lector, que todo esto se pudo hacer sin política?

Yo creo que no, creo que se pudo hacer desde los valores de la nobleza y el altruismo de la búsqueda de una sociedad mejor. Hoy podemos comenzar una verdadera revolución social, revisando los errores, corrigiendo los mismos, cambiando todo lo cambiable, transparentando todo lo que se haga, y tantas cosas; o quizás mejor dicho debemos comenzar una verdadera RE-EVOLUCIÓN. Yo me apunto, ¿Y usted?

La democracia necesita una virtud: la confianza.
Sin su construcción, no puede haber una auténtica democracia.
Victoria Camps (1941-?) Filósofa española.
Miguel Aguado
Diputado PSOE Asamblea de Madrid

“El Canal de Isabel II y el agua de Madrid ya es de todos los madrileños” por Miguel Aguado

Hasta mediados del siglo XIX, los madrileños bebían las aguas subterráneas extraídas mediante un complejo sistema de pozos, minas y galerías, los conocidos «viajes de aguas», que captaban, drenaban y transportaban el agua hasta las numerosas fuentes públicas dispersas por todo el casco urbano. Aquí, eran los aguadores quienes transportaban el agua hasta las viviendas de las familias más acomodadas. En los barrios obreros y populares, las mujeres eran quienes más a menudo acudían a rellenar sus cántaros a las fuentes.

Aunque se hicieron diversos proyectos para abastecer de agua a la capital desde mediados del siglo XVIII, no es hasta 1848, cuando fue definitivamente aprobada la memoria de un proyecto provisional del abastecimiento a Madrid, con aguas del río Lozoya. El proyecto estaba redactado con tal previsión que era más que suficiente para abastecer a una población doble de la que existía. Aunque parecía algo fantástico para la época, tenía, en realidad, tal visión de futuro que en la actualidad siguen funcionando parte de las instalaciones originales.

El pasado 18 de junio se cumplieron 161 años desde que, siendo Reina de España Isabel II, se dictó el Real Decreto, refrendado por Juan Bravo Murillo, presidente del Consejo de Ministros en esos momentos, en el que se disponía que el Gobierno realizara la ejecución de los trabajos a través de un canal derivado del río Lozoya, que llevaría el nombre de Canal de Isabel II en honor a la soberana.

El Canal de Isabel II nació como proyecto definitivo para solucionar uno de los más graves problemas que arrastraba Madrid: la necesidad de agua para el consumo de sus habitantes que, por aquel entonces, sobrepasaba la cifra de doscientos mil. Autorizada la creación del Canal comenzaron inmediatamente las obras para conducir las aguas del Lozoya por vía rodada hastala Capital. Conuna visión de futuro se diseñó para abastecer a cuatrocientos mil habitantes.

La realización de este proyecto, que representa una de las mayores obras de ingeniería de los últimos siglos, significó uno de los desafíos técnicos más destacados de la ingeniería contemporánea, una auténtica hazaña que aunó los saberes y experiencias de los mejores ingenieros de la época y el esfuerzo de un colectivo humano que trabajó en la construcción de grandes presas y acueductos en condiciones muy adversas.

Desde entonces los madrileños conocemos y gozamos de las ventajas de tener agua corriente en los hogares de toda la región. Un agua de calidad, conocida y apreciada en toda España. Un verdadero símbolo de nuestra ciudad y de toda la Comunidad de Madrid. Un servicio público ejemplar y un Patrimonio histórico-industrial de todos los madrileños durante varias generaciones.

Nuestros abuelos, nuestros padres y nosotros mismos nos hemos sentido orgullosos y conocedores, de una forma práctica a través del Canal de Isabel II, de la importancia de lo público, es decir de lo de todos. Hemos creído que en tal caso avanzaría y mejoraría. Pero hay veces que los gobernantes con poca o ninguna visión de futuro y de lo colectivo, toman decisiones erróneas.

Por una ley aprobada el 29 de diciembre de 2008, el gobierno de la Comunidad de Madrid aprobó la privatización del Canal de Isabel II. Es decir convertir en negocio para unos pocos, lo que era y es un patrimonio y un servicio de todos, un servicio público. Algo que parecería impensable para nuestros abuelos, hoy algunos de sus nietos lo han visto como posible: privatizar el agua.

Ya lo dijo el poeta Inglés Charles Caleb Colton en los mismos años de la creación del Canal de Isabel II: Volver la vista atrás es una cosa y marchar atrás, otra.

Una multitud de entidades ciudadanas, sindicales, vecinales, sociales, partidos políticos y una amplia mayoría de los ciudadanos decimos NO. Es nuestra, es de todos y queremos que siga siéndolo.

Así se dijo en el referéndum del pasado 4 de marzo de forma clara y contundente, así se está trasladando en multitud de actos y reivindicaciones ciudadanas. Esta misma semana se llevarán a cabo actuaciones como la  denominada Murales del Agua, donde el próximo 24 de junio y en multitud de espacios públicos los madrileños podamos expresar que la gestión del agua nos importa, que el Canal de Isabel II es sólo nuestro y que vamos a defenderlo.

Recientemente se ha admitido a trámite el recurso de inconstitucionalidad, presentado por 50 senadores socialistas contra la privatización. Parece evidente que lo público y de todos debe protegerse frente a los que ven en ello nuevas oportunidades de negocios oscuros e interesados.

Considero que es un desatino la privatización del Canal de Isabel II:

  • Porque no tiene justificación desde ningún punto de vista (ni económico, ni técnico, ni social) y sin embargo puede conducir a la prestación de peores servicios, a un mayor coste del agua, tal como se ha demostrado en privatizaciones similares como el caso de París y a un empeoramiento de las condiciones de sus trabajadores.
  • Porque el objetivo fundamental de una empresa con accionariado privado es el beneficio y no la mejora del servicio. Las nuevas inversiones y los beneficios de los accionistas los pagaremos los ciudadanos a través de la tarifa.
  • Porque la experiencia demuestra que una empresa pública es a menudo mas eficiente desde el punto de vista económico, social y ambiental, tal como lo ha demostrado el Canal de Isabel II. Aplica mejor las políticas de ahorro del agua y puede dedicar íntegramente los recursos generados a mejorar la calidad del servicio.
  • Porque el proceso adolece de un déficit democrático y falta de transparencia desde su comienzo.
  • Y porque la privatización presenta importantes lagunas legales, al obviar la propiedad del Estado de importantes infraestructuras del ciclo del agua y la voluntad de los ayuntamientos.

Por todo ello debemos considerar que:

  • La disponibilidad y al acceso al agua constituyen un derecho humano  y colectivo.
  • El agua es un bien común, patrimonio dela humanidad. No es una mercadería, un bien económico comercial. No es el “oro azul”.
  • El gobierno del agua y del conjunto del ciclo integral del agua  es responsabilidad pública.
  • La financiación de los costes asociados al gobierno del agua debe estar asegurada por la colectividad, por el Estado.
  • El agua es un asunto de ciudadanía y democracia. Toda política sobre el agua implica un alto grado de participación de los ciudadanos.

La decisión de Bravo Murillo representó un esfuerzo colectivo de gobernantes con visión de futuro y de servicio y el trabajo de varios miles de trabajadores para dejarnos a las futuras generaciones un servicio público de primera. Madrid se merece seguir gozando de agua de calidad para todos y de todos, porque tiene un pueblo que sabe apreciar lo que tiene, que sabe mirar al pasado para avanzar hacia el futuro.

Miguel Aguado Arnáez
Diputado PSOE Asamblea de Madrid

 

“La crisis es como un toro, que diría Jesulín de Ubrique” por Miguel Aguado

De forma continuada y reiterada podemos escuchar a multitud de economistas y analistas grandes reflexiones sobre la crisis económica, sus orígenes, sus responsables, las formas de salir de la misma y un largo etcétera de argumentos, que en la mayoría de los casos lían más que explican.

Por el contrario muchas veces tenemos ejemplos y casos que sin darnos cuenta podrían servir para entender algo lo que está ocurriendo. Lo cotidiano explica mejor que lo lejano y complejo. Podría servir la máxima de la comunicación: “lo que tiene una explicación larga y complicada, no sirve».

Recientemente hemos tenido conocimiento de una noticia que creo podría ilustrarnos de forma ejemplar algo muy relacionado con el origen de la crisis.

La prensa española ha reflejado de forma amplia el currículum de un toro bastante conocido en los círculos taurinos llamado Ratón. Este toro tiene como gran “valor” el haber matado a 3 personas en 5 años y dejar un gran número de heridos en distintos festejos taurinos.

Ratón nació en 2001. Ya en 2004 en el municipio de Canals empezó a dar muestras de bravura. En 2006 mató a la primera persona en un festejo taurino en el municipio valenciano de Puerto de Sagunto. Dos años después se cobró su segunda víctima y finalmente el pasado 13 de agosto de 2011 la tercera en Xátiva.

Con esta trayectoria, Ratón ha conseguido una gran popularidad que la valido tener algunos datos curiosos como tener 2.000 seguidores en Facebook, entrada propia en la enciclopedia libre virtual Wikipedia y cientos de videos en YouTube. Incluso, debería señalarse, la creación y puesta en el mercado de un juego propio para teléfonos móviles que en diciembre de 2011 realizó una empresa valenciana.

Pero, ¿qué tiene que ver esto con la economía y la crisis? Veamos esta trayectoria en cifras económicas:

El precio medio de un toro de este perfil se encuentra en el entorno a los 1.000 euros por “actuación”. Ratón comenzó en cifras similares, pero a medida que su fama crecía se incrementó su “caché” hasta llegar a los 12.000 euros. Por otra parte el empresario que pagaba ese precio tenía asegurada la rentabilidad, porque al tiempo se doblaba el precio de las entradas; con éxito de crítica y público. Otra cosa es considerar que la mayoría de las ofertas venían de administraciones locales que no tenían reparo en pagar “lo que fuese” a pesar de tener deudas acumuladas muy elevadas.

Visto el éxito de Ratón su dueño anunció en 2010 que evaluaría la clonación del toro, así podría multiplicar el beneficio.La Generalitat Valenciana, altamente endeudada, informó que pondría todos los medios para apoyar esa gestión. Todo vale.

Aquí es donde viene la diferencia entre valor y precio. Ratón era el mismo, pero su precio en el “mercado” subió como la espuma gracias al valor añadido de su fama. Muy parecido a lo que ocurrió con la burbuja inmobiliaria: se incrementó el precio de la vivienda de forma exponencial muy por encima de su valor real. La vivienda se compraba por un argumento muy simple y erróneo: nunca bajaría.

Aristóteles lo ejemplarizó con lo que se denominó la paradoja del hierro y el oro: a pesar de que el hierro era mucho más útil que el oro, este tenía un valor mayor. La razón fundamental está, según explicaba, en que los bienes más escasos suelen tener un mayor precio, aunque su valor intrínseco pueda ser menor.

Pero quizás sea más clara esa conocida definición de un economista; definido como aquél que sabe el precio de todo y el valor de nada.

Por cierto amigo lector, que conste que el ejemplo de los toros es solo eso, un ejemplo. Me defino como profundamente antitaurino. No considero que la tortura y la muerte de los animales como espectáculo sea ni mucho menos cultura. Pero igualmente,  creo que los cambios sociales de verdad se hacen de forma paulatina, explicada didácticamente y consensuada; no comparto las prohibiciones.

Miguel Aguado Arnáez
Diputado Grupo Parlamentario Socialista-Asamblea de Madrid

“No dejes para mañana lo que puedas destrozar hoy” por Miguel Aguado

Utilicemos el tiempo como herramienta, no como vehículo.
John F. Kennedy

 

Es cierto que el refrán original que da título al artículo dice “hacer” en lugar de “destrozar”, pero trataré de explicar la diferencia. Me refiero claramente al momento político actual en España.

Mucha gente se siente desconcertada por los cambios, retrocesos, “reformas” dicen, o similares que se están produciendo en poco tiempo desde que gobierna el derechista Mariano Rajoy.

Independientemente de estar de acuerdo o no con las medidas, yo claramente no las comparto y considero que son un retroceso en derechos y oportunidades, lo que parece evidente es la cantidad de cambios en poco tiempo.

¿Casualidad? ¿ganas de cambiar? ¿claridad de ideas?. No, la realidad es otra.

Hay una corriente técnico-política con mucho peso en los sectores neoliberales en Estados Unidos y aquí en España. Esta corriente considera que en un mandato político de cuatro años, los cambios que realmente interesan al gobierno de turno deben hacerse de golpe, a la vez y en un tiempo no superior a los seis / nueve meses. Así de sencillo.

El principal promotor de esta idea fue el conocido economista norteamericano, asesor e ideólogo de presidentes de Estados Unidos, Reino Unido, FMI,..asesor de algunos dictadores como el general Augusto Pinochet y, muy especialmente, base de la Escuela de Chicago, Milton Friedman, que junto a múltiples lobbies de presión y centros de pensamiento neoliberales, la española FAES entre ellas, promovieron esta idea.

Decía Friedman: “Una nueva administración disfruta de 6 a 9 meses para poner en marcha cambios legislativos importantes, si no se aprovecha la oportunidad de actuar durante ese período concreto, no volverá a disfrutar de ocasión igual.”

También lo planteó de otra forma y hace tiempo Maquiavelo: “más vale comunicar de una sola vez las malas noticias”.

En el fondo son dos ideas: cambiar rápido para lograr la efectividad y “noquear” en bloque con las malas noticias. En mi tierra le llaman la “técnica de la tórtola”: distraer y golpear.

Pero miremos los cambios que en general se han realizado bajo esta premisa cuando se han aplicado:desde los primeros meses de las dictaduras chilena y argentina hasta los gobiernos republicanos en USA e incluso las medidas impuestas por la derecha alemana a Grecia y países afectados por la crisis económica. Evidentemente, los primeros meses de gobierno del PP caminan en el mismo sentido.

Siempre fueron y son los tres mismos cambios: privatización de los servicios públicos, desregulacióny recortes en el gasto social. No puede ser casualidad.

Ya lo dijo Friedman: “ hay que acabar con el irracional apego a un sistema socialista” y lo dijo en ¡ Estados Unidos !.

Yo no creo en las casualidades, y ¿usted? amigo lector ¿qué opina?

 

Miguel Aguado Arnáez
Diputado Grupo Parlamentario Socialista

 

“El fondo de las ideas” por Miguel Aguado

Muchos años antes de hacerse famoso en todo el mundo como gurú de la comunicación progresista con sus libros “No pienses en un elefante” y “Puntos de reflexión”, el norteamericano George Lakoff coescribió un libro prácticamente desconocido, entre la lingüística y la filosofía, titulado “Metáforas de la vida cotidiana”, que la Universidad de Chicago publicó allá por 1980. El entonces treintañero Lakoff elaboró con el filósofo Mark Johnson una tesis provocadora: que las metáforas condicionan de manera decisiva e invisible nuestra forma de percibir la realidad, de pensar y de actuar. Si el lenguaje nunca es neutro, las metáforas son el elemento más tendencioso de todos.

Lakoff y Johnson ponen un ejemplo ingenioso para demostrar hasta qué punto nos dominan las metáforas. Para nuestra cultura, discutir es combatir. En castellano, como en muchos otros idiomas, aceptamos sin rechistar la metáfora “una discusión es una guerra” y la reforzamos mediante un vocabulario belicista y una lógica de confrontación, en la que un interlocutor ataca los puntos débiles del otro, se tira con bala si se dispone del suficiente arsenal dialéctico y se atacan los argumentos del contrario, que puede atrincherarse en sus posiciones, defender su territorio o contraatacar de forma combativa, hasta que uno se impone y gana la discusión. Imaginemoslo distinto que sería discutir si perteneciéramos a una cultura donde rigiera la metáfora ‘una discusión es un baile’. Los interlocutores tendrían que colaborar entre sí y marchar al compás, y primaría la armonía sobre la victoria, el ritmo sobre la refutación, el goce estético sobre el dialéctico.

En una sociedad avanzada y acomodada como la nuestra solemos dar por supuesto que nuestra calidad de vida viene determinada por nuestro bienestar material. Sí, aceptamos que la salud y el amor también importan, pero solemos asumir que para sentirnos satisfechos lo decisivo son el dinero y las cosas materiales que podemos comprar con él.

Ya lo dijo Homer Simpson: “¡Bart, con 10.000$ seremos millonarios! Podremos comprar todo tipo de cosas útiles, como… ¡Amor!”. La evidencia de que muchísima gente es feliz aun viviendo en sociedades pobres e incluso míseras no consigue poner en cuestión nuestra metáfora cultural de “más dinero es mejor”. Bueno, esto está cambiando. La consabida crisis económica, y sobre todo de valores, está obligando a revisar este punto de vista. Es obvio que muchos occidentales, y sobre todo muchos europeos, están matizando su materialismo y evolucionando hacia un posmaterialismo que les hace medir su bienestar en términos no exclusivamente económicos.

En esa línea, siempre he pensado que si como personas nuestra aspiración máxima es ser felices, como sociedad nuestro anhelo colectivo ha de ser procurarnos (o rozar) esa felicidad. En tal caso, es evidente que el deber de los políticos es intentar que la gente sea feliz, más feliz o en el peor de los casos menos infeliz. ¿Suena ingenuo?, pienso, como Petra K. Kelly, que se debe estar en política por creer en ello y tratar de lograrlo. Aquí encuentro un claro punto de fusión entre política y ética, humanismo, o incluso espiritualidad: trabajar para la felicidad de los demás; o como me dijo un muy alto oficial dela Guardia Civil: “Aguado,la Guardia Civily los políticos tenemos un objetivo en común: trabajar por los demás”. Era el reflejo del lado espiritualidad dela Guardia Civil, que igualmente lo tiene.

Miguel Aguado
Diputado PSOE Asamblea de Madrid
 
De niño escuché: “ Si no veis nada,
volved hacia atrás. Tomad distancia”
Vetusta Morla (grupo musical de Tres Cantos- Madrid).
Tema: CENAS AJENAS. DISCO: MAPAS

“Confesiones de un tertuliano de izquierdas” por Miguel Aguado

Lunes. 18:30 horas. Grupo de terapia de la asociación Tertulianos Anónimos de Madrid. Es mi primera intervención en el grupo; me pongo de pié. Balbuceo, nervioso y finalmente logro decir en alto: “Me llamo Miguel Aguado y soy…. Tertuliano en una TDT”.

“Te queremos Miguel” – comenzaron a gritar mis compañeros del grupo – “Sigue así” “tu puedes”. Y seguí: “… soy tertuliano, pero… de izquierdas”. Se produjo un silencio sepulcral. De repente comenzaron de nuevo a gritar:

“!Impresentable¡, ¡no tienes vergüenza!, ¡lo tuyo es raro!,… – y por supuesto el consabido axioma – ¡la culpa es de Zapatero¡. Todos asintieron ante su verdad absoluta y comenzaron a aplaudir.

Desde hace algún tiempo tengo esa sensación. Es cierto que llevé más de un año participando en una tertulia de actualidad política de una televisión en TDT (aunque se les sigue llamando así la realidad es que ahora todas las cadenas son en TDT), de esas cadenas que en Madrid Esperanza Aguirre repartió “democráticamente” entre el amplio espectro que transita desde la derecha hasta la ultraderecha, pasando por la derecha rancia, casposa y varias más. ¡Para que luego digan que Espe no es plural!.

En la tertulia solía darse una proporcionalidad de uno o dos de izquierdas frente a cuatro o cinco de derechas, a añadir el presentador y la selección de los temas. Es como jugar al futbol dos contra cuatro o cinco, con el árbitro en contra y el campo de futbol inclinado. Más pluralidad y objetividad imposible.

Mucha gente me preguntaba:“¿qué pintas en ese tipo de tertulias?”. Yo suelo decir que cuando uno tiene una visión de la sociedad y una escala de valores debe argumentar donde sea y mejor donde se piensa lo contrario. Intentar convencer con la palabra. Me gusta el debate y el contraste de ideas. No existe casi nunca el blanco o el negro, siempre hay matices. Me divierto. Por otra parte, pienso que silla que no ocupas, la ocupa otro de ideas distintas. Además, y es cierto, los profesionales de esa cadena (guardo la discreción del medio y el programa por respeto) me trataron con afecto y muy buenos modos. Son buenos profesionales y buena gente. Pero la realidad pienso que es otra. Pienso que la intención política oculta es: ponga un socialista en su debate. Para darle por todos los lados;…o intentarlo, que yo soy muy peleón.

Frecuentemente me paraban algunas personas por la calle y me decían: “¿Usted es el de la tele?” y muy amablemente me daban su opinión. En mi estadística particular podría afirmar que el 80% me dicen que me ven en “el gato” de Intereconomía. Realmente, yo nunca fui a esta cadena, excepto hace algunos años a algún debate económico en su radio. Buena muestra de que las mismas personas, con las mismas ideas ven las mismas cadenas. Suelen quedarse en aquella que en ese momento dé más caña a ZP. Así me lo confiesan. La conversación o mini tertulia política suele terminar con: ¡Lo único malo de Usted es que es del PSOE! o ¡Se defiende Usted muy bien, aunque no hay quien defienda a ZP! o lo más atrevido: ¡Para ser socialista es Usted muy majo!, yo lo agradezco, suelen ser amables y quedamos tan amigos.

Como demócrata y amante del diálogo creo en la palabra. En la palabra en cuanto significa argumentación y diálogo y, al tiempo, en el uso correcto de la misma. Las palabras en sí no son peligrosas, su uso o su mal uso sí.

En estos medios se tiene un único objetivo: atraer audiencia (del mismo saco de potenciales espectadores de derechas) para poder cumplir dos expectativas a su vez: poder tener publicidad en el medio y poder ofrecer argumentos para favorecer un gobierno del PP que, previsiblemente, volvería a llenar las cuentas de estos medios. Todo redondo.

Que estas tertulias no son objetivas en su composición, orientación y selección de temas es una realidad.  Su público potencial no pide objetividad, pide “!caña!”. Es por ello y no por una aparente búsqueda de una cierta “objetividad parcial” que necesitan poner a alguien que defienda, frente a los ataques, al gobierno, a los sindicatos, a las ONGs y un largo etcétera de “rojeríos potenciales”. Tardé pero me dí cuenta de este juego y es por ello y por “salud mental” que he decidido no acudir a este tipo de tertulias. No quiero favorecer este juego, no quiero salir irritado, no quiero acabar en su dinámica de insultos, descalificaciones y falta de rigor, en algunos casos. Algunas personas ponen en valor el acudir a estas tertulias, piensan que es bueno ofrecer fortaleza en los valores, las ideas y los argumentos. Lo comparto, … si dejasen hablar y exponer. Hay una cosa positiva e indudable, son una buena escuela en lograr habilidades de retórica y argumentación.

Sin embargo, apuesto y creo que debe ser el momento de ello, por otro tipo de diálogo. Diálogo con respeto, dialogo desde la escucha, desde la posibilidad de que el otro tenga algo o toda la razón, desde los datos y el rigor, desde el uso de la razón.

Tengo mucha envidia de muchos valores de los estadounidenses, su esfuerzo, su apego a su país, a su gente a sus proyectos; y queda reflejado en el magnífico discurso del Presidente Obama en el último debate del estado de la Unión. Sobre todo porque al ver la imagen final, con todos los miembros de la cámara de pie aplaudiendo a su Presidente, sean demócratas o republicanos nos refleja este valor. Unidad y esfuerzo desde la discrepancia. El Presidente Obama ofrece diálogo, priorización de lo que une frente al enfrentamiento y esfuerzo. Esta es la vía.

“No es ningún secreto que quienes estamos aquí esta noche hemos tenido nuestras diferencias durante los dos últimos años. Los debates han sido intensos: hemos defendido ferozmente nuestras convicciones. Y eso es positivo. Eso es lo que exige una democracia sólida. Eso es lo que nos distingue como nación.” Dice textualmente el presidente al inicio de su discurso. Esto es debate y lo contrario … tertulia de TDT.

Por todo ello. Frente al insulto pido la palabra, la mía y la del que piensa distinto. Vienen momentos de diálogo, de innovación, de atrevimiento, de valentía, de respeto, de pensar en positivo y construir país… y eso solo se hace desde una mente positiva. Yo me apunto.

Miguel Aguado Arnáez, Secretario de Medio Ambiente del PSM PSOE

“España, del gris al verde” por Miguel Aguado

Los españoles tenemos poco “amor propio” y valoramos más lo de fuera. En innovación ambiental no faltamos a la regla.  Pero hay otra realidad. El resto de Europa nos valoran más como un país moderno, innovador y avanzado que nosotros mismos según los últimos barómetros europeos.

Dos ejemplos poco “puestos en valor”:

El desastre del Prestige en 2002 nos puso a todos, entre otras cosas, ante una evidencia: la fragilidad de los ecosistemas y el daño causado por la codicia humana. Pero también otras cosas, el gran ejemplo de la magnífica actuación solidaria sin precedentes de los miles de voluntarios para salvar la costa, cies y recuperar el entorno. Otra fue la capacidad de las empresas, administraciones, investigadores y universidades para recuperar los daños, restaurar lugares como las Islas Cíes, recuperar la industria y un largo etcétera. Se innovó en técnicas, equipos y procedimientos. Pero no lo pusimos en valor. En estos días hemos conocido como el Gobierno de Obama lanza el mayor estudio realizado hasta el momento sobre los efectos del crudo en la salud de los operarios en su catástrofe del vertido de BP, y utiliza como referente el trabajo científico hecho en España con los marineros que recogieron el chapapote y que se ha convertido en una pauta que EEUU quiere seguir en sus propios estudios sobre el vertido de BP.

El otro sería lo realizado en la catástrofe de Aznalcollar en 1998 por un vertido de residuos tóxicos en el Parque nacional y natural de Doñana, en Andalucía. Seguro que recordamos las imágenes. Hoy la situación es totalmente la contraria. Se llevó a cabo un inmenso trabajo de coordinación logística, de colaboración científica para identificar sustancias y neutralizarlas, de restauración paisajística, de coordinación institucional y un largo etcétera. Nos encontramos ahora con un espacio recuperado, suelos descontaminados, innovadores sistemas de cultivo para eliminar cualquier resto, un bello entorno para pasear a pie o en bici, una industria local recuperada y sostenible, y sobre todo y muy especialmente la ubicación de SOLUCAR la mayor planta solar de concentración  de la empresa ABENGOA. Energía limpia, renovable y con tecnología sevillana. Los norteamericanos nos la descubren comprando una planta “llave en mano” similar de 250 Mw.

Desde fuera valoran nuestro modelo de energías renovables, de gestión de redes eléctricas, el modelo de alta velocidad ferroviaria y el de gestión del sistema sanitario y especialmente el de trasplantes. Nos valoran más que nosotros mismos.

Tenemos dos asignaturas pendientes: mayor confianza en nuestra capacidad y un buen modelo de transferencia de conocimientos de la universidad, la ciencia y las instituciones a la empresa; todo ello con un indicador aún bajo: el número de patentes. Aún tenemos recorrido. Vamos bien, porque somos buenos.

Miguel Aguado Arnáez, Secretario de Medio Ambiente del PSM PSOE

“Mandar es gobernar mal” por Miguel Aguado

Nuestra vida se está volviendo horizontal. Los viejos valores verticales de jerarquía, obediencia y monolitismo cada vez pintan menos en nuestro día a día, y más bien apostamos por valores horizontales de intercambio, igualdad, participación y diversidad. La dictadura es vertical, la democracia horizontal. El ‘ordeno y mando’ es vertical, el diálogo es horizontal. La exigencia es vertical, la seducción horizontal. En nuestro trabajo, en nuestra familia, en nuestro entorno todos tendemos a ser cada vez más horizontales: nos mandan menos y mandamos menos, pero en cambio cooperamos más, sugerimos y nos sugieren más, convencemos y nos convencen más. En fin, nuestra sociedad se relaciona mejor y es más sensible al argumento y la persuasión que nunca. En política, casi todos los partidos españoles han ido cambiando en paralelo a esa evolución. Alguno queda, que no señalaré en mi compromiso de no atacar en esta columna, que aún no lo ha hecho, y sigue aferrado a la imposición, la falta de diálogo y el ‘porque lo digo yo’ como señas de identidad. Algunos todavía reclaman mano dura, intransigencia y rigidez para abordar los problemas. Ese autoritarismo antiguo no tiene futuro.

Todos sabemos que el mundo es redondo, pero hay quien disiente. El analista estadounidense Thomas Friedman publicó en 2005 su influyente ensayo “El mundo es plano: una breve historia del siglo XXI”, en el que defendía que internet, la globalización económica y demás conmociones contemporáneas han vuelto plano el mundo, en el sentido de que las empresas, las sociedades y las personas de nuestro planeta tienden a nivelarse, interactuar y competir entre sí en un plano de cada vez mayor igualdad.

Yo no estoy tan seguro del alcance de esa ‘democratización económica global’ que ve Friedman, pero suscribo la idea de que nuestra sociedad occidental es cada vez más democrática. Más abierta al razonamiento, más dinámica, más pragmática, más sensible a los matices, más propensa al intercambio fructífero de pareceres, más dispuesta a escuchar a los demás. Hemos dejado atrás el ‘usted no sabe con quién está hablando’. La noción de respeto sigue vigente, pero ahora el respeto se gana, no viene dado por la posición de cada uno. Las esposas ya no preparan a los maridos la bata y las zapatillas, los hijos ya no tratan de usted a sus padres ni les deben sumisión, los jefes delegan e involucran a sus colaboradores en proyectos abiertos, las empresas procuran canalizar la creatividad y participación de sus empleados. Incluso estructuras que podrían a veces parecer más burocratizadas como las iglesias, los partidos (casi todos) y los sindicatos intentan abrirse al debate y buscan estructurarse de manera flexible y, si no horizontal, sí al menos bidireccional entre la cúpula y el resto de la organización.

En nuestro país sigue habiendo personas y grupos, que se mantienen anclados en una actitud hosca, anacrónica y antipática de todos-firmes-que-aquí-mando-yo que les aleja de la realidad, les enajena la voluntad participativa de los ciudadanos, les priva del imprescindible contraste con otras opiniones y, no por casualidad, les tiene sumido en una feroz crisis-guerra interna que promete durar años. El PSOE funciona porque articula la disensión de manera positiva y debate consigo mismo y con los demás. Se mueve en torno a ideas (la de solidaridad, la de desarrollo sostenible, la de igualdad, etc.) y promueve la transparencia y la democracia interna; otros se mueven en torno a personas como delegados de oscuros grupos de poder y fomenta el monolitismo, la adhesión, la obediencia. Hoy y cada vez más gobernar es liderar a la sociedad, estimularla y dotarla de capacidad para que progrese; para los conservadores gobernar es mandar y punto.

Los romanos distinguían entre dos clases de poder. Según ellos, una cosa es la ‘potestas’, que tiene el sentido del poder efectivo, sea cual sea su legitimidad o su origen, y otra cosa distinta y más digna es la ‘auctoritas’, que es el poder derivado de un verdadero liderazgo, inspirador, legítimo, respetado por todos y fruto de una autoridad o prestigio consecuencia del buen hacer. Podríamos decir que la potestas vence, pero la auctoritas convence. La potestas es vertical, el poder por el poder, en tanto que la auctoritas es horizontal, el poder para liderar e inspirar el progreso social. Todos estamos de acuerdo en que es la auctoritas la forma más deseable de poder, pero queda en cierta derecha española algún resabio inquietante de cuando lo importante era ejercer el poder se tuviera legitimidad para ello o no, resabio que explica aquel dicho cruel de que ‘la izquierda tiene principios, la derecha tiene intereses’.

Miguel Aguado, secretario de Medio Ambiente del PSM

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