“La futura regulación de la Protección de Datos para las empresas” por Luis Suárez de Lezo

FOTO_LUIS_SUAREZ_DE_LEZOA escasos meses de la aprobación de la nueva directiva europea de protección de datos, es un buen momento para que las empresas analicen si están preparadas para cumplir con las nuevas exigencias que recogerá el nuevo reglamento.

Nos encontramos en un entorno global cuya magnitud se vuelve abstracta y difusa. La cantidad de datos almacenados en la nube y su vulnerabilidad hacen que los reguladores estén trabajando en la llegada de una nueva directiva que vele por la seguridad, privacidad y buen uso de dicha información.

Aumento de las Sanciones

En comparación con la legislación española actual (R.D. 1720/2007) uno de los cambios que se recogerán en la directiva, y que más ha llamado la atención a las empresas, es el incremento en las sanciones, ya que vamos a pasar de un máximo de 600.000 euros a que no exista límite en las multas. La máxima sanción a la que podría enfrentarse una compañía sería de hasta un 2% de su volumen de negocio anual a nivel mundial. Se trata de un incremento más que notable en las sanciones efectuadas hasta ahora.

Tras conocerse este posible cambio, ha habido una importante reacción de las empresas, principalmente aquellas que se mueven en el entorno online y que son las que pueden verse más afectadas por este reglamento, pero que también, por su actividad, son las que más pueden infringirlo. Al coste económico por incumplir la normativa habría que sumarle el impacto en su imagen y reputación, una pérdida de valor incalculable que puede causar mucho más daño que una sanción económica. Podría incluso desencadenar la masiva pérdida de clientes motivada por un sentimiento de desconfianza y de inseguridad hacia la compañía.

Derecho al Olvido

Otra de las novedades que incorpora la nueva directiva es la materialización del ‘derecho al olvido’, que cosiste en la supresión de datos, bien porque ya no son necesarios conforme a la finalidad para la que fueron recabados, ya sea porque el interesado ha revocado su consentimiento para el tratamiento, o porque el interesado ha ejercitado su derecho de oposición.

De igual forma, obliga a los responsables de los datos que han difundido la información a terceros a comunicarles la obligación de suprimir cualquier enlace a los datos publicados, así como a eliminar cualquier copia de dichos datos.

Antes de la llegada de Internet era relativamente fácil que una información cayera en el olvido o que fuera difícil acceder a ella, pero hoy en día, cualquiera puede realizar una búsqueda y conseguir la información que desea con un ‘click’. Con la nueva normativa existirá la posibilidad de que el titular de los datos ejerza este derecho y pueda eliminar sus datos personales sin dejar rastro alguno. Con el tiempo, habrá que ver la efectividad en el cumplimiento de este derecho ya que esta tarea podría verse dificultada por las redes sociales y plataformas en las que se comparten contenidos de forma viral.

El Delegado de Protección de Datos

La figura del Delegado de Protección de Datos es otra de las novedades que se quiere incorporar. Su labor será la de supervisar la implementación y aplicación de las políticas internas, la formación del personal, las auditorías, la información de los interesados y las solicitudes presentadas en el ejercicio de sus derechos, velar por la conservación de la documentación, supervisar la realización de la evaluación de impacto y actuar como punto de contacto con la autoridad de control. Será obligatorio contar con esta nueva figura tanto en autoridades y organismos públicos como en empresas de más de 250 trabajadores.

Entrada en vigor de la Directiva

Está previsto que la Directiva se apruebe en mayo, antes de las elecciones europeas. Si no fuera así, ésta podría retrasarse a 2015 debido a cambios en los resultados electorales y la aclimatación de un nuevo gobierno que revisara la normativa.

Una vez aprobada será vinculante para todas aquellas empresas que ofrezcan bienes y servicios a ciudadanos europeos.

Las Asociaciones Empresariales, como a la que represento, debemos funcionar como canal de información y apoyo para que las empresas se adapten a los cambios legislativos en materia de protección de datos con la mayor diligencia posible. En ese sentido, trabajaremos para ayudar a que este cambio se produzca con la mayor fluidez posible y ocasionando las menores molestias a las empresas, facilitándoles información y ofreciendo el asesoramiento adecuado a cada situación.

Luis Suárez de Lezo
Secretario General Asociación de Empresarios de Alcobendas – AICA
 

 

“La importancia de la Gestión de Riesgos en las empresas” por Luis Suárez de Lezo

FOTO_LUIS_SUAREZ_DE_LEZOY si se produce un incendio en mi empresa…, y si me roban mercancía en el almacén…, y si tengo un accidente…, y si peligra mi patrimonio… El día a día de los empresarios está lleno de incertidumbres y este tipo de preguntas se suelen hacer muy a menudo. Y más en un entorno económico como el actual, con unos márgenes muy ajustados y en el que un siniestro de estas características puede incluso acabar con la vida de la propia empresa.

Una de las consecuencias que ha tenido el importante ajuste que han realizado las compañías es la decisión de dejar de contratar y de cubrir algunos riesgos, centrándose exclusivamente en aquellos que son estrictamente obligatorios. Es un gran error. Las empresas no deben caer en la tentación de dejar a su empresa desprotegida. Es necesario, antes de dejar de asegurar un riesgo, realizar un estudio de las pólizas contratadas y las posibilidades de mejoras, así como actualizar los contratos mediante un Sistema de Gestión Integral de Riesgos. Todo ello, intentando simplificar y aunar los seguros de la empresa para reducir el coste, siempre sin renunciar a las coberturas necesarias.

Por ello hay que saber escoger quien va a intermediar nuestros riesgos, si corredor, bróker o gerente de riesgos, cualquiera de estos perfiles son válidos y plenamente profesionales para sacar adelante un programa de seguros, ajustado en primas e intermediarlo con la mejor defensa de los intereses del cliente en caso de siniestro.  El no elegir bien al mediador; es que era un amigo, es que es un compromiso, un familiar, es que mi banco que me obliga….., nos conducirá a salir airosos de un siniestro importante o será la consecuencia fatal de no sobrevivir al mismo.  La experiencia me dice que, los corredores profesionales tienen redes importantes y ellos llegan donde otros se quedan por el camino.

Del mismo modo, es necesario hacer un seguimiento de las pólizas contratadas. No basta con contratarlas, pensar que ya está el riesgo cubierto y dejar la póliza en la carpeta hasta que ocurra un siniestro. Las situaciones de las empresas están en permanente cambio y eso afecta a los riesgos asegurados. Existen variaciones de las empresas, en plantillas, facturación, aumento o disminución de maquinaria y existencias, etc., así que no se deben renovar automáticamente los seguros contratados sino que hay que analizar previamente si están cumpliendo con su objetivo inicial e, incluso, si pueden ser mejorados con menor coste.

Por otro lado, no sólo hay que pensar en el seguro de daños materiales, sino también otras obligaciones legales que ahora han de considerarse, como la protección y calidad de datos, la responsabilidad civil, la derivada de altos cargos, riesgos medioambientales, ciberriesgos, reputacionales y otros más. Hay que analizar correctamente los riesgos que tiene cada empresa, cómo tratarlos y si conviene transferirlos o retenerlos. En la empresa pequeña y/o mediana este análisis no se hace en muchos casos, lo cual puede hacer peligrar la propia existencia de la compañía. En las empresas de mayor tamaño el escenario es bien distinto. El programa de seguros parece estar integrado en la gestión empresarial, por lo que los sistemas de control y administración, al ser más rigurosos, mitigan en gran medida el impacto ante el riesgo.

Es una realidad que el apoyo de todos es vital para la supervivencia de nuestro entramado empresarial. Sólo con las aportaciones y una mayor implicación conseguiremos que las empresas sigan siendo rentables y competitivas, y que la cultura del seguro se vea, no como una amenaza y un gasto, si no como una oportunidad para la continuidad y el desarrollo empresarial.

Luis Suárez de Lezo
Secretario General AICA

“La importancia de la colaboración universidad-empresa” por Luis Suárez de Lezo

Luis Suárez de LezoLa Universidad es percibida por la sociedad española en general y por el tejido productivo en particular, como el ámbito académico donde se forman nuestros jóvenes para el desarrollo de una carrera profesional y donde se realizan debates de índole intelectual por los principales pensadores del país. No obstante, pocos son los que identifican la universidad como la entidad generadora de conocimiento con la que colaborar para el desarrollo de actividades innovadoras.

En nuestro entorno está situada la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) compuesta por 8 facultades, 30.000 alumnos, 1.000 empleados y más de 2.500 investigadores. En el Campus de Cantoblanco se encuentran ubicados 8 centros pertenecientes al Consejo Superior de Investigaciones Científicas que añaden 2.000 empleados más entre investigadores y personal de apoyo.  Es decir, uno de los principales polos de conocimiento, no solo a nivel regional y nacional, sino también, europeo.

El origen de la identificación de la Universidad meramente como entidad formativa proviene de la visión clásica en la cual la Universidad tiene dos grandes objetivos: la docencia y la investigación. Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XX se empieza a constatar que las grandes universidades deben añadir a sus dos misiones clásicas una tercera, la integración con su entorno, principalmente mediante la transferencia de conocimiento, tecnología y know-how. Es decir, se acepta que, como sociedad, debemos invertir en la generación de conocimiento, pero se espera obtener resultados vía mejora de la competitividad del tejido productivo. Pero, ¿Cómo transferimos esa tecnología/conocimiento?

La colaboración con el tejido empresarial es, sin duda, uno de los principales retos que las universidades, no solo las españolas sino también las europeas, tienen hoy en día. La distancia que hasta ahora mantenían los mundos académico y productivo se ve reflejada en las motivaciones para la investigación, donde la presión por obtener resultados económicos por parte de las empresas choca con el interés por la generación de conocimiento. Además, el reconocimiento profesional en las universidades en la que tan solo se consideran las publicaciones realizadas y no la colaboración con  las empresas. Entonces, ¿qué se puede hacer para fomentar la colaboración?

No existe la formula universal con la que reducir la brecha existente entre el mundo académico y empresarial. En la UAM, la colaboración arranca en las Oficinas de Transferencia de Resultados de la Investigación (OTRI), que ponen en valor la investigación aplicada e intermedian en los contratos. Continua con el Centro de Iniciativas Emprendedoras (CIADE) que apoya la creación empresas basadas en el conocimiento que, con frecuencia, se alojan en el Parque Científico de Madrid (PCM) ubicado en el Campus de Cantoblanco. El canal de Transferencia se completa con la Asociación para el Fomento de la Innovación en Madrid Norte, InNorMadrid, de la cual soy Secretario General, desde donde fomentamos una cultura activa de innovación en las PYMEs en la cual se integre la universidad, acercando objetivos e intereses comunes entre esas pequeñas empresas y los investigadores.

 

Luis Suárez de Lezo
Secretario General de la Asociación de Empresarios de Alcobendas – AICA
Secretario General de la Asociación para el Fomento de la Innovación Madrid Norte – INNORMADRID
Tesorero de la Asociación de Profesionales de las Relaciones Institucionales – APRI

“La competitividad de la PYME española” por Luis Suárez de Lezo

Se habla mucho sobre si las pequeñas y medianas empresas españolas son competitivas o no. Tras cuatro años duros y con un primer trimestre de 2012 que anticipa un año muy duro para la empresa, esa es una pregunta que debería hacerse, sobre sí misma, toda empresa que quiera seguir funcionando.

Los problemas que las empresas tienen en el día a día, financiación, impagados, tesorería, etc. impide a muchas hacer una reflexión estratégica de a donde debe dirigirse, así como hacer planteamientos que mejoren su situación en el mercado. La razón más importante por la que esto ocurre, y muchos pequeños empresarios se verán reflejados, es la excesiva atomización de las empresas que impiden crear empresas con tamaño suficiente para que el día a día no consuma a los tomadores de decisiones.

Pero no sólo por la toma de decisiones, la falta de tamaño de las compañías es un hándicap para ser más competitivas. Frente a la flexibilidad y capacidad de adaptación de las empresas pequeñas, un poco más de tamaño afectaría de forma notable a los aspectos más importantes de la competitividad: innovación, internacionalización y recursos humanos.

En cuanto a los efectos sobre la innovación, hay que destacar que las empresas más grandes no son necesariamente más innovadoras, pero sí se necesita un tamaño mínimo para aprovechar potencialidades como el mejor acceso a financiación, mayor número de recursos humanos y financieros, capacidad de diversificar y generar economías de escala.

Respecto a la internacionalización, un mayor tamaño permite producir con economías de escala de forma más eficiente, mayor capacidad para acceder a información y reducir los riesgos, así como mejores condiciones para acceder a financiación.

En lo que respecta a la formación y la cualificación de los empleados, las empresas con mayor tamaño tienen una mayor estructura para gestionar los planes de formación de sus empleados y mejores prácticas en el reclutamiento y retribución de los empleados.

A pesar de esta realidad, las pequeñas y medianas empresas tienen muchas herramientas a su disposición para paliar el problema del tamaño, inferior a nuestros competidores europeos. Las empresas que están participando en acciones de cooperación tecnológica o de internacionalización están obteniendo unos muy buenos resultados. 

La cooperación es una gran opción para las empresas y es algo que tiene que analizar toda aquella que tenga capacidad para ello. Puede ser entre diversos agentes del sistema de innovación y está motivada por intereses comunes que llevan a la colaboración, normalmente de oferentes (universidades, organismos públicos, empresas) y demandantes (empresas) de servicios de innovación. En otras ocasiones, la cooperación se produce también entre empresas competidoras. La más tradicional es entre clientes y proveedores; pero cada vez es más frecuente la cooperación entre agentes que desarrollan su actividad en áreas funcionales diversas, lo que ha ampliado el abanico de cooperantes y de resultados de la innovación. De hecho, esta cooperación “horizontal” está generando redes de innovación más amplias y diversas que parecen ser también las que están mostrando mayor dinamismo.

Desde el punto de vista más individual de cada pequeña empresa, también hay diferentes herramientas y técnicas que se pueden fomentar para mejorar la competitividad de las mismas. La gran mayoría son evidentes, pero como hemos comentado anteriormente, el día a día, impide muchas veces dedicarle tiempo a las mismas.

La tecnología es un elemento imprescindible que toda pyme debería utilizar, desde la presencia y venta a través de internet a la utilización de diferentes aplicaciones tecnológicas que mejoren la gestión interna o el acceso a nuevos clientes.

Igualmente, es importante analizar qué productos son lo que le permiten ser más competitivo priorizando aquellos que destaquen por marca, por calidad y por precio.

Del mismo modo, el conocimiento profundo del cliente permite apostar por estrategias y productos más beneficiosos para la compañía, teniendo en cuenta que el cliente cada vez tiene más información, es más proactivo y participa más en la difusión de mensajes y experiencias de compra.

Potenciar la comunicación y las estrategias marketing utilizando todas las herramientas que existen en el mercado para llegar a nuestros posibles clientes, fidelizarlos y trasladar una imagen adecuada de nuestra empresa.

En definitiva, para que nuestras pymes compitan en un mercado global, partimos de una situación de desventaja frente a las pymes de otros países por el tamaño de las mismas, excesivamente reducido. Pero hay herramientas que pueden mejorar su posición competitiva.

Desde una visión general, mediante la cooperación, teniendo a Asociaciones Empresariales, Universidades y otras empresas como aliados para crecer y ser más competitivos. Y desde una visión particular, utilizando las diferentes herramientas que permiten mejorar desde la gestión interna a la capacidad de acceso y fidelización de clientes.

Si las pequeñas y medianas empresas trabajan en esta línea, cuando se vuelva a acceder a financiación, se recupere el consumo y empiece a crecer la economía, estarán mejor preparadas para competir y crecer más rápido y y de forma más sólida y estable que en ciclos anteriores.

Luis Suárez de Lezo
Secretario General de AICA

«La importancia de la universidad en la competitividad de las empresas españolas» por Luis Suárez de Lezo

Se habla mucho estos últimos meses de la falta de competitividad de las empresas españolas y las dificultades que encuentran para competir en un mercado globalizado como el actual.

Hay tres aspectos claves que influyen en que las empresas sean competitivas y mejoren de forma constante. La formación continua de sus trabajadores, que permite tener el mejor talento con los últimos conocimientos y habilidades disponibles, la capacidad para internacionalizar sus productos y la innovación, tanto en productos y procesos, como en tecnología.

Centrándonos en este último punto, el de la innovación, es imprescindible que no perdamos de vista lo que una “institución de conocimiento” como la Universidad puede aportar a las empresas. Hay compañías que están recibiendo conocimiento de los grupos de investigación de las universidades desde hace años, pero son una minoría y no podemos negar que existe una considerable distancia entre las empresas  y dichos grupos de investigación y universidades.

En este sentido, ambos tienen cierta responsabilidad de esa lejanía. Por un lado, las universidades no han apostado claramente por la transferencia de conocimiento hacia la sociedad y a las empresas y, por otro, las empresas no las han ubicado como un socio estratégico en sus proyectos de innovación.

Esta situación está empezando a cambiar. Las Universidades están integrándose cada vez más en su entorno, incluyendo el entorno empresarial, y las empresas están empezando a identificar oportunidades de colaboración en muy diversos ámbitos. Los Campus de Excelencia Internacional tienen como uno de sus principales objetivos la transferencia de conocimiento y se están creando herramientas para acercar el trabajo de los grupos de investigación a las empresas, que pueden contar igualmente con Parques Tecnológicos, Centros de Investigación, Centros Tecnológicos y Clusters que también se están centrando en ofrecer los resultados de sus investigaciones.

Un ejemplo de estas iniciativas es la reciente creación de Innormadrid, Asociación para el Fomento de la Innovación en el Norte de Madrid, integrada por la Universidad Autónoma de Madrid y las Asociaciones Empresariales de Alcobendas, Colmenar Viejo, San Sebastián de Los Reyes y Tres Cantos, al amparo del Campus de Excelencia Internacional UAM+CSIC, que tiene como principal objetivo de transferir el amplio conocimiento que se genera en el Campus hacia el tejido empresarial madrileño.

Este esfuerzo que están haciendo ambas partes por encontrarse tiene sus frutos. Por un lado, las empresas se benefician de una fuente importante de innovación y de mejora de competitividad. Por otro, los investigadores ponen en valor su trabajo, que finalmente revertirá sobre la sociedad en general.

Y este circuito de beneficios para todos, es lo que tenemos que potenciar desde todos los ámbitos, públicos y privados, universidades y empresas, porque las compañías están necesitadas de mejoras competitivas y los investigadores de llevar a la práctica y transferir su conocimiento.

Luis Suárez de Lezo, Secretario General AICA

«Ha llegado el momento de regular los lobbies en España» por Luis Suárez de Lezo

Las últimas noticias aparecidas en la prensa relativas a las relaciones entre europarlamentarios y lobistas, ha reabierto el debate en la opinión pública sobre la necesidad de regular la actividad de los grupos de presión.

Pero antes de entrar a regular un sector, es imprescindible que la opinión pública (políticos, empresas y ciudadanos en general) conozca la razón de ser de la labor que realizan los lobbies, su legitimidad para ejercer su profesión y su contribución y participación en las decisiones públicas.

En España, tradicionalmente, se tiende a asociar a los lobbies con el tráfico de influencias, el nepotismo, el cohecho y la defensa de oscuros intereses alejados de las necesidades generales. Nada que ver con la razón de ser del lobby. En ese sentido, los profesionales, los legisladores, los políticos y funcionarios de todas las administraciones y los medios de comunicación tenemos mucho trabajo que realizar y mucha pedagogía que hacer.

En primer lugar, ¿qué debemos entender por lobby? La Comisión Europea lo define como aquellas “actividades que se realicen con el objetivo de influir en los procesos de elaboración de políticas y de toma de decisiones de las instituciones” y la OCDE delimita claramente su ámbito de actuación en la “comunicación oral o escrita con el poder Público para influir en la legislación, la política y las decisiones de las instituciones”.

En segundo lugar, ¿qué legitimidad tienen los lobbies para actuar e influir en las decisiones? Tomando como punto de partida las definiciones de dos organismos tan importantes como la Comisión Europea y la OCDE en las que definen a los lobbies como sujetos apropiados para conocer asuntos sobre los que se legislan, no podemos dudar de la legitimidad de las empresas en la defensa de sus intereses ante quien legisla sobre el futuro de su actividad. Si creemos en el individuo como sujeto pasivo de la legislación y solicitamos a los políticos que cuenten con ellos para decidir sobre todo lo que les afecta, no podemos sustraer ese derecho a las empresas que, no olvidemos, son los que crean empleo, riqueza y prosperidad en los países.

En tercer lugar, ¿en qué pueden contribuir las empresas y sus representantes en las decisiones públicas? Es evidente que los legisladores no pueden conocer en profundidad todas las materias sobre las que legislan, así que, a priori, pueden trasladar una información completa sobre el sector, producto o actividad sobre la que se va a regular. Así mismo, pueden informar con detalle sobre las consecuencias que una determinada legislación puede tener sobre un sector de actividad, limitando el efecto negativo que el interés general puede tener sobre un interés particular, por otra parte legítimo. Por lo tanto, podemos decir que es una herramienta fundamental de higiene democrática y de participación ciudadana, tan de actualidad entre los políticos de todas las tendencias y partidos. El sistema político español reserva la participación parlamentaria casi en exclusiva a los partidos políticos, por los que los lobbies pueden ser un instrumento eficaz para acercar la sociedad al Parlamento de manera profesional, transparente y efectiva.

La creación de un registro de lobbies y su regulación no es una propuesta novedosa ya que se ha propuesto con anterioridad sin ningún resultado. Ya se ha regulado en otros países, no sólo anglosajones y con mucha tradición como EEUU, Australia y Gran Bretaña, sino más cercanos como Francia, Hungría, Polonia y Lituania o lejanos como Chile y Taiwan. Es importante destacar que los primeros interesados en que eso sea así son los propios profesionales del sector. La posibilidad de crear espacios públicos y transparentes en los que los legisladores puedan recabar información técnica, profesional y útil para legislar es fundamental para que todos los conceptos que hemos intentado aclarar anteriormente sean aceptados por los políticos, las empresas y la sociedad en general.

En un momento como el actual en que existe una desafección importantísima hacia la política, con una baja participación electoral y con unas encuestas en las que los políticos aparecen como uno de los principales problemas de los españoles es imprescindible abrir canales de participación ciudadana que puedan colaborar en las decisiones públicas.

Por todo ello, creo firmemente que ha llegado el momento de normalizar y hacer transparente una actividad legítima como el lobby. El principal beneficiado de ello será la democracia.

Luis Suárez de Lezo, Secretario General AICA