“La importancia de las elecciones europeas” por Esperanza Fernández
viernes, 07/02/2014 Deja un comentario
De todas las convocatorias electorales que se celebran en España, las elecciones europeas son las que tradicionalmente registran una participación más baja. En los pasados comicios, de mayo de 2009, la abstención fue un 54%, es decir que no fue a votar ni la mitad de los censados.
Tal vez porque la vida política nacional está llena de ruido y furia, y esto motiva más al elector, o tal vez porque los ciudadanos aún no son conscientes de la importancia en sus vidas de las decisiones que se adoptan en Europa, el desinterés es la tónica cuando se trata de las instituciones europeas y de un momento tan importante como es el de las elecciones al Parlamento Europeo. Buena parte de la responsabilidad en este desinterés la tienen los propios partidos que, en general, no transmiten adecuadamente el significado de nuestra presencia en la UE y la importancia de tomarse en serio las elecciones. Se oye con frecuencia a representantes políticos referirse a las elecciones europeas como un test de lo que va a ocurrir en las siguientes convocatorias electorales nacionales, parlamentarias, autonómicas o municipales, supuestamente más importantes. Y no cabe duda de que, también, son un test pero si el elector piensa que solo son un test, el voto se puede distorsionar y así vemos que muchos lo utilizan para dar toques de atención a sus partidos de referencia, hacer experimentos, etc. y, sobre todo, la abstención se eleva considerablemente.
Sin embargo, las elecciones europeas son importantísimas por muchos motivos. Para empezar, España ha recibido mucho de la Unión Europea. En el aspecto económico, ha estado recibiendo durante muchos años ayudas para infraestructuras, agricultura, programas sociales, culturales, etc., que han contribuido al desarrollo económico de las últimas décadas, y ha tenido acceso a mercados exteriores que están siendo en la actualidad un alivio para paliar la atonía del mercado interno.
Un beneficio extraordinario de nuestra pertenencia a la Unión han sido las llamadas de atención sobre vulneraciones de derechos ciudadanos que se han hecho a nuestros gobiernos. La más reciente ha sido la advertencia que ha hecho el Consejo de Europa de que es ilegal retirar servicios sanitarios a inmigrantes, tengan o no tengan permiso de residencia. La sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea sobre la detención de los desahucios en caso de dudas sobre cláusulas abusivas en las hipotecas o el expediente que se abrió a España por la explotación de acuíferos en zonas protegidas son otros de estos ejemplos. No cabe duda de que es fuente de seguridad el saber que existen unas leyes e instituciones que ponen freno a las posibles arbitrariedades o injusticias de los gobiernos nacionales y, sin duda, es una ventaja al menos tan importante como la de las ayudas económicas. Muchas de las normas de la Unión Europea son vinculantes para los Estados miembros lo que implica que obligan a los mismos y que en nuestra vida cotidiana, aunque no nos demos cuenta, nos afectan normas que están elaboradas en Europa.
Pese a todas las ventajas, no podemos ignorar que en la Unión Europea hay mucho que mejorar y nuestra presencia en sus instituciones debe servir para avanzar en dos líneas fundamentales: por un lado, en el aspecto organizativo, habría que reforzar las instituciones comunes, como la Comisión, el Parlamento, el Tribunal de Justicia y el Consejo de Ministros y debilitar o hacer desaparecer las nacionales como el Consejo Europeo, que agrupa a los jefes de gobierno y supone una traba para esa deseable integración; en cuanto a las políticas, hay que exigir un mayor énfasis en la solución de problemas como el nacionalismo y la xenofobia así como en la construcción de la Europa social, lo que implica prestar atención a problemas como la desigualdad, la pobreza o el empleo, para cuya solución hay que arbitrar medidas relacionadas con las energías verdes, la asistencia social, la deslocalización y otras. Al mismo tiempo, hay que continuar con programas como el de las becas Erasmus, que han supuesto un importante factor de integración, formación y consolidación de nuestra herencia cultural común.
En resumen, Europa nos concierne y nos interesa. Tenemos muchos intereses comunes que defender junto al resto de países, intereses económicos para una mayor prosperidad e intereses relacionados con los derechos ciudadanos y las libertades, por ser el espacio donde mayores garantías encuentran en un mundo donde constantemente están siendo vulnerados.
Esperanza Fernández Acedo Concejal portavoz del Grupo Municipal UPyD Getafe