“La importancia de la Gestión de Riesgos en las empresas” por Luis Suárez de Lezo
miércoles, 22/01/2014 Deja un comentario
Y si se produce un incendio en mi empresa…, y si me roban mercancía en el almacén…, y si tengo un accidente…, y si peligra mi patrimonio… El día a día de los empresarios está lleno de incertidumbres y este tipo de preguntas se suelen hacer muy a menudo. Y más en un entorno económico como el actual, con unos márgenes muy ajustados y en el que un siniestro de estas características puede incluso acabar con la vida de la propia empresa.
Una de las consecuencias que ha tenido el importante ajuste que han realizado las compañías es la decisión de dejar de contratar y de cubrir algunos riesgos, centrándose exclusivamente en aquellos que son estrictamente obligatorios. Es un gran error. Las empresas no deben caer en la tentación de dejar a su empresa desprotegida. Es necesario, antes de dejar de asegurar un riesgo, realizar un estudio de las pólizas contratadas y las posibilidades de mejoras, así como actualizar los contratos mediante un Sistema de Gestión Integral de Riesgos. Todo ello, intentando simplificar y aunar los seguros de la empresa para reducir el coste, siempre sin renunciar a las coberturas necesarias.
Por ello hay que saber escoger quien va a intermediar nuestros riesgos, si corredor, bróker o gerente de riesgos, cualquiera de estos perfiles son válidos y plenamente profesionales para sacar adelante un programa de seguros, ajustado en primas e intermediarlo con la mejor defensa de los intereses del cliente en caso de siniestro. El no elegir bien al mediador; es que era un amigo, es que es un compromiso, un familiar, es que mi banco que me obliga….., nos conducirá a salir airosos de un siniestro importante o será la consecuencia fatal de no sobrevivir al mismo. La experiencia me dice que, los corredores profesionales tienen redes importantes y ellos llegan donde otros se quedan por el camino.
Del mismo modo, es necesario hacer un seguimiento de las pólizas contratadas. No basta con contratarlas, pensar que ya está el riesgo cubierto y dejar la póliza en la carpeta hasta que ocurra un siniestro. Las situaciones de las empresas están en permanente cambio y eso afecta a los riesgos asegurados. Existen variaciones de las empresas, en plantillas, facturación, aumento o disminución de maquinaria y existencias, etc., así que no se deben renovar automáticamente los seguros contratados sino que hay que analizar previamente si están cumpliendo con su objetivo inicial e, incluso, si pueden ser mejorados con menor coste.
Por otro lado, no sólo hay que pensar en el seguro de daños materiales, sino también otras obligaciones legales que ahora han de considerarse, como la protección y calidad de datos, la responsabilidad civil, la derivada de altos cargos, riesgos medioambientales, ciberriesgos, reputacionales y otros más. Hay que analizar correctamente los riesgos que tiene cada empresa, cómo tratarlos y si conviene transferirlos o retenerlos. En la empresa pequeña y/o mediana este análisis no se hace en muchos casos, lo cual puede hacer peligrar la propia existencia de la compañía. En las empresas de mayor tamaño el escenario es bien distinto. El programa de seguros parece estar integrado en la gestión empresarial, por lo que los sistemas de control y administración, al ser más rigurosos, mitigan en gran medida el impacto ante el riesgo.
Es una realidad que el apoyo de todos es vital para la supervivencia de nuestro entramado empresarial. Sólo con las aportaciones y una mayor implicación conseguiremos que las empresas sigan siendo rentables y competitivas, y que la cultura del seguro se vea, no como una amenaza y un gasto, si no como una oportunidad para la continuidad y el desarrollo empresarial.
Luis Suárez de Lezo Secretario General AICA