“Jóvenes rebeldes” por Iván Torres

La información, está ahí: Miles de personas, sobre todo jóvenes, toman las calles de distintos países árabes para rebelarse contra regímenes que, en la mayoría de los casos, permanecen auto-investidos desde antes de que esos mismos jóvenes tuvieran uso de razón.

En otros países de la zona, la sola amenaza de que esto pudiera ocurrir e hiciera tambalearse la silla de los mandatarios, ha provocado reformas en las leyes que parecen haber aplacado esos “brotes” que surgían en esa búsqueda de democracia que los medios nos afanamos en denominar Primavera Árabe.

Hace unas semanas, nuestros jóvenes vecinos portugueses, que afortunadamente sí disfrutan de un régimen democrático, salieron también a las calles, convocándose unos a otros por redes sociales para hacer saber a sus gobernantes que están hastiados de desempleo, precariedad laboral y dificultades para llegar a fin de mes. Una generación en apuros que cada vez se ve más en apuros debido a los recortes que el “otro” país de la Península Ibérica está intentando llevar a cabo para evitar la intervención a la que ese monstruo llamado crisis financiera internacional les empuja sin remedio y de la que esos jóvenes no son, ni de lejos, los culpables (que se lo digan a Sócrates).

¿Qué decir de lo ocurrido en Londres este fin de semana? Después de escuchar las noticias, ante la falta de partidos de liga, nos queda el recuerdo vago de ciertos disturbios en calles de nombre conocido, pero la verdadera noticia es una nueva muestra del cansancio que la gente, jóvenes en su mayoría, siente por tener que sufrir unos recortes nunca vistos en los servicios públicos fundamentales como la sanidad o la educación, para lograr la austeridad necesaria que reduzca el déficit, un déficit del que no son culpables.

Ahora regresamos a España, donde los jóvenes nos encontramos en situaciones parecidas, si no peores: nos acaban de certificar que continuaremos en nuestros trabajos mileuristas hasta los 67 años (afortunados los que tengamos dichos trabajos). Es difícil acceder a la vivienda por culpa de una burbuja que nosotros no hemos creado, los precios siguen siendo inaccesibles para la mayoría, pero en el caso de que logremos comprarnos un piso (pese a la traba que supone la subida de los impuestos indirectos) nos hemos quedado sin ayudas por compra de vivienda habitual, unas deducciones fiscales de las que sí han disfrutado muchos miles de españoles. No podemos olvidarnos del cheque bebé, una medida de fomento de la natalidad que no hizo sino vaciar las arcas a base de sumas de 2500 € a diestro y siniestro sin importar la condición de los afortunados padres, afortunados por la paternidad y por haber podido disfrutar de dicha ayuda ahora inexistente.

Y uno se pregunta ¿qué es lo que pasa con los jóvenes de nuestro país? En las conversaciones de la oficina, del bar, o las que mantenemos en familia o con amigos, queda claro el descontento y no necesariamente hacia el gobierno actual, sino hacia las medidas tomadas (o dictadas) para salir de una crisis de la que no somos ni nos sentimos culpables. ¿Es que a los jóvenes españoles no nos importa hacia dónde nos están llevando ni el futuro que nos espera? ¿O es que aquí no funcionan como debieran las redes sociales que en todos estos casos han servido para movilizar a los jóvenes? Yo mismo me respondo con otra noticia: “Miles de jóvenes despiden en Sevilla los exámenes con un botellón en una convocatoria anónima cursada a través de una red social”. Pues sí, las redes sociales sí funcionan.

Iván Torres, comunicador

«Mentiras y gordas» por David Sañudo

Quiero empezar hoy con una adivinanza, ya os digo que el título de este artículo es una pista: Se abre el telón, aparecen varias personas aplaudiendo con entusiasmo el acuerdo de los partidos políticos en la ‘Ley Sinde’: “Salvará la cultura” dice una ministra, “Abajo los piratas” comenta el rico dueño de una discográfica y “Demuestren que están a favor de los derechos de los niños con sida” (sic) espeta al público algún cantante. Se baja el telón. ¿Cómo se llama la película?

La ‘Ley Sinde’ es mala, pero lo peor es que también es inútil: lo más negativo de esta norma, no es solamente que ataque algunos de los derechos fundamentales de los españoles, sino que revela un desconocimiento total del funcionamiento y del espíritu de Internet: el mundo es global y en la red tienes acceso inmediato a cualquier contenido publicado por cualquier persona en cualquier país. De tal manera que se puede cerrar una web alojada en España, pero la gente podrá seguir descargando archivos desde portales situados en otros puntos del mundo; así que la única manera de controlar esos contenidos sería ‘fisgar’ en todo el tráfico de los PC de nuestro país. Creo que algo así hacen hoy en día en estados tan democráticos como China.

La conclusión número 1 sería que nuestros legisladores saben poco de la materia sobre la que tienen que legislar.

Pero es que además la nueva normativa permitirá cerrar un portal en menos de 17 días, entiendo que en un proceso pleno de garantías para todos; así que llama la atención la celeridad con la que se resolverán estos casos frente al bien conocido atasco de la justicia. Sólo un dato, hace dos años (casi 750 días) que murió asesinada la niña Marta del Castillo y aún no hay sentencia. En este tiempo se podrán cerrar cerca de 50 webs.

La conclusión número 2 sería que la Justicia española tiene dos velocidades.

Podríamos estar todo el día buscando conclusiones negativas sobre esta Ley Sinde, pero dejemos en paz a nuestros políticos, que ponen todo su empeño en sacar a nuestro país de la crisis. Por cierto, ¿cómo se llamaba la película?

David Sañudo, periodista

“El recortador insaciable” por Libertad Martínez

Lo ha escrito El Roto: no podemos aumentar nuestra productividad al ritmo de su codicia.

Es cierto; la gente ya no puede dedicar más parte de su renta a salvar a los ricos.

Lamentablemente, los gobiernos de Esperanza Aguirre y de Zapatero se han convertido en los portavoces de los codiciosos, animados por la Merkel y el Sarkozy.

Sólo ofrecen la rendición ante los mercados, cada vez más insaciables. Antes de ayer fue el contrato; ayer la pensión; hoy, vienen a por el salario. Zapatero nos anuncia más recortes.

Tan insaciables son unos como débil es el otro. La historia de la crisis económica en España es la historia de una rendición: la de quienes han abandonado el campo de la izquierda para refugiarse bajo el cálido manto de la derecha económica.

Incapaces de garantizar la igualdad de cargas ante la crisis han impulsado políticas que sólo favorecen a los que viven de la especulación financiera; a los que juegan con las necesidades de la gente, a los que construyen sus beneficios con nuestras necesidades.

Sólo recortando su poder será posible impedir que recorten nuestra vida.

Lo malo de que el PSOE se pase por la derecha es que nos vacía el bolsillo. Ese es el problema de Gómez y Zapatero: cada idea que tienen nos quita dinero a la mayoría para pasárselo a los más ricos.

La política de izquierda es que la gente llegue a final de mes. Porque, además de llegar a final de mes, el consumo de las familias contribuye a mejorar la actividad económica.

Todo es más caro y todo será más caro. La cuestión es que los precios aumentan debido a la especulación. Es la especulación lo que aumenta el precio del petróleo; es el lobby eléctrico y su Ministro el que aumenta el precio de la luz; son los especuladores los que aumentan los precios de los alimentos.

Ahora se preparan para subirnos las hipotecas, para aumentar algún impuesto más, para reducir más el gasto público mientras el desempleo sigue creciendo.

Por eso, desde IU pedimos el voto contra la codicia, contra los legionarios del egoísmo que pueblan los despachos del gobierno de España y de la Comunidad de Madrid.

Libertad Martínez, secretaria de Área Electoral IU

“Matando al pajarito” por Ángel Garrido

La fiebre del 2.0 se ha desatado y todos los políticos han desembarcado en las Redes Sociales. Los candidatos de primera línea de todos los partidos, con fantásticas páginas web; los más humildes, con una cuenta en Twitter –la red del pajarito azul- que es gratis.  ¡Pobre pajarito!

Las «redes sociales», conviene reparar en la obviedad, no son «redes políticas». No nacieron para lo último y sí para lo primero es decir, para mantener el contacto con aquellas personas que ya formaban parte de nuestra red social y por supuesto, o sobre todo, para ampliar dicha red. Si una persona pretende conseguir amigos a través de Facebook o seguidores en Twitter, casi con total seguridad pretenderá ofrecer su mejor «cara social» a quienes se dirige, es decir intentará ser simpática, ocurrente, ingeniosa y tratará de poner en común en la red en la que participa, temas o referencias que puedan resultar interesantes para la mayoría.

En Twitter, si eres fontanero, no se te ocurriría twittear cosas como «en el almacén comprando tubería de plomo» y si eres director de una sucursal de banco tampoco escribirás «formalizando unas hipotecas con unos clientes». Pues eso, exactamente eso, es lo que hacen -hacemos- los políticos de todos los signos.

Ignoro a cuantas personas puede interesar un mensaje del tipo «de camino a la inauguración de nosequé en nosedonde» o a quién puede resultar estimulante un tweet como «propuesta numero X: mejorar tu calidad de vida». Bueno, en realidad no lo ignoro, lo sé: no interesan a nadie. A nadie, salvo a los que nos retroalimentamos de nuestros propios mensajes y hacemos retweets de lo que ya sabemos positivamente no tiene más destino que el cementerio de los bytes.

Pero los gurús han dicho que hay estar en las redes sociales y estamos, aburriendo al personal sí, pero estamos. Tampoco se trata de que en Twitter nos convirtamos en lo que no somos, ni entremos a competir con el club de la comedia, pero un poquito de informalidad e incorrección se agradecería y si además de los interesantísimos mensajes arriba mencionados, somos capaces, por ejemplo, de recomendar un artículo, incluir un enlace a una página útil o contar algo interesante que no tenga que ver estrictamente con la política, el resto de la red -a la que definitivamente no damos la impresión de pertenecer- nos lo agradecerá.

Hay excepciones a lo dicho y menciono a políticos con larga presencia activa y de interés en las redes como mi querida amiga Cristina Cifuentes @ccifuentes (PP) y mi también amigo José Cepeda @cepeda (PSOE) o recién llegados como Ángel Pérez (IU) @angelpereziu, el político con mayor sentido del humor que conozco, al que en muy pocos días ya debemos un tweet antológico «Mañana iré a verme al Escorial» y que espero no se contagie del rigor mortis general. Pero son eso, excepciones, el resto me temo que seremos corresponsables de la muerte del pajarito… por aburrimiento.

Ángel Garrido, concejal del Ayuntamiento de Madrid

«El ayuntamiento de Fuenlabrada y la inversión en el futuro» por Manuel Robles

Estamos viviendo una época llena de dificultades, tanto para los ciudadanos y ciudadanas como para las instituciones, que está poniendo a prueba la fortaleza de nuestro engranaje social y económico y, en definitiva, de nuestro modelo de vida. La crisis actual ha roto esquemas aparentemente consolidados y ha hecho tambalear los puntales de una situación que hasta hace no mucho tiempo podía parecer estable o, al menos, controlada.

En ese mismo escenario, los Ayuntamientos, en su labor de planificación y gestión diaria, han tenido que echarse al hombro una carga especialmente pesada y difícil de llevar, teniendo en cuenta que son la Administración más cercana a las personas y, por tanto, a las necesidades y dificultades de su vida cotidiana. Además, los Ayuntamientos, incluso en tiempos de bonanza, tienen en su caja de herramientas un repertorio de competencias muy reducido en algunos ámbitos y un caudal de financiación manifiestamente insuficiente para afrontar de manera adecuada los problemas de los ciudadanos y ciudadanas.

Y hay otra dificultad añadida. Siendo conscientes de que cuando los problemas tienen un rostro reconocible y cercano no es posible mirar para otro lado ni poner tierra de por medio, los Ayuntamientos deben resolver la paradoja de que, precisamente, cuando más aprietan las dificultades es cuando más medios habría que poner para superarlas.

El Ayuntamiento de Fuenlabrada, naturalmente, no está al margen de esta situación. La crisis económica también pone palos en la rueda de nuestro quehacer diario y de nuestros proyectos de futuro, porque no sólo tenemos que articular y optimizar nuestro presupuesto sin renunciar a nuestro objetivo de trabajar por el desarrollo integral de la ciudad y el bienestar de los fuenlabreños y fuenlabreñas, sino que además hemos tenido que superar con nuestros propios medios la congelación de las ayudas por parte de la Comunidad de Madrid, a la que las necesidades y los problemas de los ciudadanos y ciudadanas parece tocarles más de lejos.

No tenemos ninguna fórmula mágica, pero seguramente nuestra capacidad de echarle un pulso a la crisis tiene que ver con una cultura presupuestaria basada en firmes criterios de ahorro y en una rigurosa búsqueda de recursos, que nos permite ser, en la región de Madrid, el Ayuntamiento de más de 50.000 habitantes con menor nivel de endeudamiento.

Esta gestión eficiente nos ha brindado la posibilidad de invertir en la mejora de nuestra ciudad más de 52 millones de euros de presupuesto municipal en los últimos cuatro años, y nos va a facilitar seguir invirtiendo con ese mismo objetivo y, por tanto, con el de favorecer la creación de empleo, además de mantener el gasto social. Creo modestamente que, en este caso, huir de la crisis hacia delante es hacer camino hacia el mejor futuro posible.

Manuel Robles, Alcalde de Fuenlabrada

“La educación de calidad nos hace libres” por José Folgado

Pienso firmemente que la educación de calidad, pública, concertada o privada, es la que hace libres a las personas, ya que una completa formación es lo que nos permite realizar el proyecto de nuestra vida. Esto siempre ha sido así pero es en las crisis económicas cuando se pone de manifiesto con mayor claridad, ya que muchos de nuestros jóvenes, preparados, con idiomas y que están hartos de no ver reconocida dicha formación con un buen trabajo y un salario digno en su país, encuentran una salida digna en los mercados internacionales. Esta pérdida de capital humano, esperemos que temporal, es la que estamos sufriendo ahora en un nivel muy significativo por parte, precisamente, de nuestros mejores valores, de aquellos jóvenes mejor formados.

Sobre el sistema educativo actual se podría hablar largo y tendido, ya que ofrece sin duda muchas luces pero también muchas sombras. Lo que no ofrece lugar a dudas es la acertada apuesta por el bilingüismo desde la más tierna infancia que está realizando desde hace años la Comunidad de Madrid. Este aspecto, junto al respeto y la autoridad del profesor, premiar el esfuerzo y la responsabilidad del alumno, y la libertad de elección de los padres sobre el modelo educativo que quieren para sus hijos, me parecen los cuatro pilares fundamentales de un sistema educativo moderno y eficaz, integrado de lleno en el siglo XXI. Más allá de discusiones políticas sin sentido, estas cuatro claves deben salvaguardarse por encima de todo y perdurar en el tiempo. Sólo así, tendremos una sociedad sana y rica en materia de formación a la que se le abrirán numerosas puertas en el futuro.

Como alcalde de Tres Cantos, permítanme terminar diciendo con legítimo orgullo que somos líderes en bilingüismo de la Comunidad de Madrid (8 de 9 centros públicos; 3 de 3 institutos, con la incorporación del último a partir de septiembre de 2011). También que nuestros centros escolares ocupan las primeras plazas en las sucesivas pruebas de nivel que se realizan cada año en las diferentes etapas escolares. Sin ir más lejos, nuestros 3 institutos públicos están entre los cinco mejores de toda la región según se desprende de la última prueba hecha pública por la Consejería de Educación hace unas semanas. En cuanto a nuestros colegios públicos, estos se encuentran siempre entre los mejor calificados de toda la región.

Educación de calidad, esa es la clave, no hay otra.

José Folgado, acalde de Tres Cantos

“Virtual y también muy real” por Pilar García

Hace unos días leía en esta página una noticia sobre la importancia que está cobrando Facebook en los divorcios en EEUU. La información en cuestión ofrecía datos de un estudio de la Academia Americana de Abogados Matrimoniales, recogido por “The Guardian”, en el que se aseguraba que  los abogados norteamericanos sitúan a Facebook como la principal fuente de pruebas en el 20% de los divorcios.

En los primeros meses de este 2011 hemos visto también como a través de Internet y las redes sociales, pueblos oprimidos, devastados por la pobreza y el hartazgo de la injusticia, se han revuelto contra sus gobiernos y los han depuesto. En muchos de estos países, se llegó incluso a cortar Internet. Pero no se pueden poner puertas al campo, como dice el refranero más castizo.

En un plano más doméstico, si se quiere, el otro día me encontré en el ascensor a mi vecino del quinto. Iba con una morenaza impresionante, a la que cogía de la cintura con cierto orgullo. No era su mujer. Después me enteré que a su santa la ha dejado por está joven a la que conoció a través de Internet.

Son tres ejemplos, podría poner más, pero con estos basta para comprender cómo el mundo de las redes sociales ha traspasado esa frontera de lo virtual, haciéndose cada vez más real, más palpable y presente por las consecuencias que tiene en la vida  personal y colectiva. Si alguien pensó en un momento dado, o piensa todavía, que esto era sólo una moda pasajera, que vaya cambiando de opinión, porque la realidad es muy tozuda e indica todo lo contrario.

Es verdad, que no debemos sacralizar el mundo 2.0, porque tiene muchos dobles filos y porque nunca es bueno convertirse en un “friky” de nada, además, las relaciones en la red no deben sustituir nunca el contacto personal, mucho más rico, pero si es cierto que las redes sociales son hoy día un campo infinito, abierto al intercambio de ideas, opiniones, capaz de mover el mundo. Queda extender su manejo a todos los sectores, para acortar esa brecha digital marcada por las diferencias económicas o el desarrollo social y cultural. Y es que nunca lo virtual, había sido tan real.

Pilar García, periodista

«En positivo, por favor» por Miguel Aguado

En la pasada (en su doble sentido de tiempo de coloquial) huelga encubierta de controladores aéreos se pudo escuchar, en la Cadena Ser, a unos pasajeros españoles que venían en un vuelo de Estados Unidos las siguientes opiniones: “La mayoría de los pasajeros venían por primera vez a España y seguro que pensarían que venían a un país africano, de los de los gorilas (sic)” “Esto solo puede pasar en España”,…. Y el consabido: “la culpa es de Zapatero”, ¡faltaría más!

Más allá de que en Francia, los propios Estados Unidos y bastantes países más sufrieron en los últimos años episodios similares, lo realmente significativo es esa visión negativa sobre nuestro país. Me llama la atención que suele ser esa visión negativa mucho más evidente en medios de comunicación de derechas, o sea casi todos, en los que se repite machaconamente lo mal que se hace todo o los pésimos ejemplos de las distintas regiones (si gobierna el PSOE evidentemente). Esos mismos que critican a su país y a sus gentes luego se envuelven en la bandera de España a la más mínima ocasión.

Yo ya estoy cansado de ver de forma inactiva esta situación. Más allá de lo político/partidista de la situación; esta actitud hace daño a nuestro país y es absolutamente injusto e incorrecto. Se me hace una propuesta de colaboración y la acepto encantado. Pretendo escribir de forma continuada sobre lo contrario. Sobre lo bueno que tenemos, sobre nuestra gente, sobre que somos un gran país. Quizás deberíamos reescribir la palabra patriotismo.  Valorar y apreciar tu país por sus valores, no como forma de enfrentar regiones o países.

Me gustaría poner en valor que somos el primer país del mundo donde se ha realizado un trasplante integral de cara, y en la sanidad pública por cierto, que lideramos la generación y tecnología eólica, que nuestro modelo de sanidad, de red de AVE y de gestión de toda la red eléctrica está siendo modelo para implantarlo en Estados Unidos,  que cuando un dirigente chino viene y firma contratos por casi un billón de las antiguas pesetas con empresas españolas, algo bueno tendrán éstas, ¡digo yo!

Somos uno de los países del mundo con mayor esperanza de vida, y todo ello logrado en los últimos años, nuestra cocina y sus nuevas aportaciones son un referente mundial, nuestras empresas de obra civil son líderes mundiales y así están presentes en la mayoría de los aeropuertos de América, Reino Unido y muchos más países, es una empresa española la que está llevando a cabo la ampliación del canal de Panamá (y eso que el gobierno americano trató de descabalgar a nuestra empresa según pudimos ver en los cables de wikileaks), otra empresa española está realizando la mayor autopista sobre el mar en las Azores de 76 kms. Un consorcio español acaba de ser adjudicatario del tren de alta velocidad de la Meca,…. ¿sigo poniendo ejemplos?

Me niego a seguir en esa visión negativa de España. Somos un gran país, de buena gente y gente buena, que trabaja y mucho, donde se vive bien y que en los últimos años ha realizado grandes avances en todos los niveles. Le invito amigo lector a leer más despacio las noticias positivas sobre nuestro país y ponerlas en valor. Así se sale de la crisis, de la económica y también de la de valores; que creo es la realmente importante que tiene nuestra sociedad.

Esta colaboración tiene una novedad como reto personal y político: escribir en positivo, no se es mejor o tus ideas son mejores por descalificar al contrario; sino por poner en valor de forma clara, seria y con una cierta didáctica tu modelo. Me comprometo a este reto: un político que no insulte o descalifique.

¿Me sigue?

Miguel Aguado, secretario de Medio Ambiente del PSM

“El futuro no es lo que era” por David Erguido

Ser Madrid Sur ha tenido la feliz idea de ofrecer una espacio en su web para que quienes nos dedicamos a la política podamos transmitir nuestras ideas a sus lectores. Una oportunidad que agradezco y que espero sea el inicio de una larga y fructífera colaboración. Porque para un político, el que un medio de comunicación tenga interés por tus opiniones es, además de una satisfacción, una auténtica necesidad. Y cuando te ofrecen, como es mi caso, un espacio regular para escribir junto a políticos de relevancia, el cumplido es de tal magnitud que abruma la responsabilidad de estar a la altura del ofrecimiento, pero lo intentaré.

Tengo 35 años y he vivido toda mi vida en democracia. No recuerdo otra cosa y, si me apuran, mis primeros recuerdos políticos son de Felipe González como Presidente. Me licencié en Ciencias Políticas y milito en un partido, el Partido Popular, que me ha permitido servir desde sus siglas a los vecinos de Algete como Teniente de Alcaldes y al conjunto de los madrileños como Diputado Regional.

Tomé la decisión de afiliarme al PP allá por 1.994, convencido de que el proyecto socialista no sólo no daba para más sino que perjudicaba seriamente a España. Y como joven idealista que aun me considero, viví con satisfacción el acierto de comprobar cómo cambiaba España con el Partido Popular y con José María Aznar.

La bajada de los tipos de interés del 14% al 4%, los 5 millones de nuevos empleos, el acorralamiento a la ETA, la entrada por la puerta grande en el Euro, ser los socios preferentes de Estados Unidos y tener voz en Europa o que se hablase del milagro español eran indicadores de que las cosas habían cambiado y de que España se abría al nuevo siglo con el ímpetu propio de quien quiere ganar el futuro. Sin embargo, los atentados del 11 de marzo de 2004 y ese secular vértigo que persigue a los españoles cada vez que somos decisivos nos sacaron del camino y el futuro dejó de ser lo que hasta entonces era.

A partir de ahí todo ha sido un desastre. Las Elecciones del 2004 dieron el Gobierno a una oposición que no estaba madura para gobernar, y que lejos de ofrecer un proyecto al conjunto de los españoles llenó su vacío con radicalismo, sectarismo y frivolidad. Ocho años de Gobierno perdidos en los que se han fomentado la división entre los españoles: Estatuto de Cataluña, Ley de Memoria Historia; la intromisión del Estado en la vida privada y se han dejado pudrir los grandes problemas hasta hacerlos casi irresolubles.

Y este entorno, como en 1.994, vuelvo a sentir la necesidad de lograr un cambio de Gobierno que arregle la situación porque España está para que la repensemos entera. Y de ello les hablaré otro día.

David Erguido, Diputado PP en la Asamblea de Madrid

“Twitter News: en directo desde Japón» por David Sañudo

@kirai Dicen que llega otro desde Fukushima, salgo corriendo al parque mas cercano about 2 minutes ago vía Twitter for iPhone

Este tweet fue escrito en Tokio a las 11:42 hora española del 11 de marzo por @kirai, es decir Héctor García, un español que trabaja en Japón, gran fotógrafo y autor del blog kirainet.com. Al igual que él, miles de tokiotas (japoneses o foráneos) recurrieron a las redes sociales para informar sobre lo que allí ocurría, eran a la vez protagonistas, testigos y periodistas. Tal vez su intención no era la de sustituir el papel de los medios de comunicación tradicionales pero lo consiguieron: por @kirai yo supe de las réplicas, del temor a la fuga nuclear, de los problemas de abastecimiento o del corte de la red ferroviaria mucho antes de que llegase a los teletipos de los periódicos, radios o televisiones en España.

El, y otros miles de twiteros como él, sacaban fotos y las colgaban en flickr, grababan vídeos para subirlos a youtube o enlazaban con las web de todo el mundo con información sobre el desastre; en conclusión, hacían lo que solemos hacer los periodistas pero con la fuerza del que cuenta lo que vive en ese momento.

Entiéndanme, no quiero decir con esto que el periodismo ha muerto, digo que tiene que cambiar. ¿Para qué quiero un telediario que se pasa diez minutos emitiendo vídeos de un bebé que se ríe si alguien rompe un papel o un loco en el metro de Nueva York con una rata en la boca? ¡Para eso ya tengo Yonkis!.

En los medios de comunicación quiero encontrar análisis en profundidad, información pausada y voces que digan algo más allá de “espeluznante”, “apocalíptico” o “terrible”. Javier Moreno, director de ‘El País’, aseguraba hace unos días que «en unos años dejará de haber periódicos impresos en papel»; tal vez sea así pero lo que no puede dejar de haber son periodistas para que por lo menos alguien nos cuente el porqué de las cosas.

David Sañudo, periodista