“Reflexión autocrítica con el objetivo de ajustar la intervención psicológica de los Centros Educativos al actual contexto económico-social” por Alberto del Egido
miércoles, 24/09/2014 Deja un comentario
A continuación se presenta una sencilla reflexión epistemológica de la Psicología aplicada en centros educativos. No hay propuestas prácticas, ni metodológicas.
Como psicólogo de un centro educativo y desde la más absoluta de las autocríticas, considero necesario ajustar mi intervención profesional en beneficio de la comunidad en la que está inmersa cada una de las personas que pasan por mi consulta.
En un contexto social convulso (crisis socio-económica) y en un punto interesante en la Psicología occidental (lanzamiento del polémico DSM-V) considero necesaria una intensa reflexión crítica con el objetivo de ir construyendo nuevos marcos teóricos y nuevas praxis en la profesión, para poder mejorar la calidad de la ayuda ofrecida. Desde esa idea, sin grandes pretensiones y con mi más humilde aportación aireo aquí mis inquietudes.
En estos tiempos difíciles considero perjudicial la tendencia a interpretar, cuantificar, dirigir y atomizar a los individuos. Tampoco ayudaría la idea de que tras cada categoría diagnóstica haya una píldora milagrosa esperando a ser comprada y consumida. No obstante, sería hipócrita por mi parte oponerme frontalmente a esto, puesto que mi reflexión nace de mi responsabilidad en estas cuestiones.
En mi contexto laboral (un centro educativo privado-concertado ubicado en una localidad muy afectada por la crisis), percibo la necesidad de ir creando/aplicando una perspectiva psicológica más humanista y comunitaria.
Beneficiaría aplicar una perspectiva cada vez menos interpretativa, más comprensiva y aplicando más la mayéutica; ya que, en general, no todo el mundo puede contratar un profesional con quien poder hacer introspecciones de buena calidad.
Entiendo que sería de mucha ayuda intervenciones más emancipadoras y menos directivas, pues muchas personas están muy acostumbradas a que les indiquen cuáles son sus problemas y cómo tienen que solucionarlos.
Así mismo, fomentar intervenciones menos invasivas y más respetuosas, negociadas y humanistas. Cada vez hay más personas que padecen enormes injerencias en sus vidas por parte de instituciones, entidades bancarias, empresariales, etc.
Considero que sería muy beneficioso a nivel social priorizar intervenciones orientadas a fomentar proyectos comunitarios. Estarían dentro de esta línea objetivos como trabajar la imagen de los individuos como seres sociales y responsables de sus entornos, ayudarles a que encuentren claves que les devuelvan la autonomía como colectivo social, aprender a cuidarse mutuamente más y mejor, empezar a reconstruir el tejido social que asegure una calidad de vida para todas las personas del barrio, del municipio y de su clase social.
Para concluir en términos positivos y propositivos, propongo una psicología más comprensiva, humanista, comunitaria y en pro de la autonomía de las personas y de sus grupos sociales de referencia, fomentando la interdependencia positiva de sus miembros y de los que vayan llegando.
Soy consciente de que los recursos profesionales son limitados, pero la microhistoria nos demuestra que el potencial de las personas y de los grupos sociales es absolutamente fascinante.
Creo que es tiempo de filantropía y de confiar en el ser humano.
Los centros educativos en general, y sus psicólogas, pedagogas y orientadoras, en particular, podrían tener un bonito protagonismo en la mejora de la sociedad.
Y, ¿cómo hacerlo?
Si esa pregunta resonase en colegios e institutos, significaría que ya habríamos comenzado a caminar.
Alberto del Egido Moreno. Psicólogo del Gabinete Psicopedagógico del Colegio Albanta