“Promoción del Buen Trato: Más allá de la prevención del bullying” por Alberto del Egido Moreno
martes, 01/04/2014 Deja un comentario
La prevención del bullying o del acoso escolar es necesaria, pero puede hacerse de forma indirecta si aprendemos sistemáticamente a tratarnos bien.
Son muchos los vídeos educativos en los que se ven escenas de abusos. Los exponemos en las aulas y, en muchos casos, es necesario para desenmascarar ese tipo de situaciones (diferenciar un enfado puntual de una situación de acoso físico, psicológico o de rechazo/exclusión social) y facilitarles claves para poder enfrentarlas (acabar con la ley del silencio de los espectadores, diferenciar entre ser un chivato y ser un alumno solidario con un compañero que está sufriendo, cómo salir del rol de víctima o del rol de agresor, etc.).
Pero si nos quedásemos ahí correríamos el riesgo de estar enseñando sólo lo que no se debe hacer, y ya sabemos que “si no hay que pensar en un coche rojo” lo primero que hacemos es pensar en “un coche rojo”. Por ese motivo, proponemos considerar la prevención del acoso escolar como algo complementario a la Promoción del Buen Trato.
Elementos básicos de la Promoción del Buen Trato serían la inteligencia emocional, la autoestima, la asertividad, la empatía, las habilidades sociales, la resolución de conflictos, etc.
La educación de la inteligencia emocional podríamos enfocarla desde el conocimiento, reconocimiento y gestión de las distintas emociones para darnos permisos para sentirlas, así como tener herramientas para manejarlas de tal modo que no nos interfieran en nuestros procesos de socialización.
Para el desarrollo de la autoestima es necesario, en primer lugar, conocerse una a sí misma (reflexionar y crear un criterio propio para saber cuáles son mis propias preferencias, deseos, sentimientos, etc.) y, en segundo lugar, “tener en buena estima” eso que conozco de mí misma (valorar positivamente mis propias opiniones, preferencias, deseos, etc.). Las actividades que fomenten la capacidad crítica y la introspección juegan un papel fundamental. Igualmente, es importante facilitar actividades en las que todas las alumnas tengan oportunidades de sentirse “ buenas ” en cuestiones académicas o sociales, poder experimentar lo agradable de decir y escuchar con sinceridad características personales positivas y adquirir este hábito, etc.
Se hace necesario desarrollar la asertividad, aquella capacidad para poder expresar sin temores, ni remordimientos, ni culpabilidad, nuestras propias prioridades, intereses, sentimientos, etc. Hacerlo de tal modo que no impongamos lo nuestro a los demás (estilo agresivo) ni permitamos que nos impongan lo ajeno (estilo pasivo).
El desarrollo de la empatía para poder ponernos en la piel de los demás. Poder reconocer lo que siente en su cara, en sus expresiones corporales, en sus silencios.
La educación de las habilidades sociales, muy ligado a todo lo anterior, en la que sepamos en qué momento es oportuno o inoportuno determinados comportamientos.
La “provención” de los conflictos, en la que eduquemos para poder llegar a acuerdos cuando los intereses son encontrados, creando espacios, tiempos y mediadores para ello.
Todos estos contenidos no tienen por qué ser tratados de una forma secuencial, pueden ser trabajados al mismo tiempo.
Por otra parte, el objetivo no sería construirnos como seres perfectos y homogéneos, sino lograr reconocer nuestras virtudes y limitaciones, para adquirir las mejores estrategias con las que poder relacionarnos, en el presente y en el futuro, de la forma más satisfactoria posible.
Alberto del Egido Moreno Psicólogo del Gabinete Psicopedagógico del Colegio Albanta www.colegioalbanta.es