“De nuevo el 11-M. Nuestro pequeño homenaje” por Rosana y Mónica Pereira
viernes, 28/02/2014 1 comentario
En muy pocos días será de nuevo once de marzo, esa fecha fatídica que en el año 2004 quedó grabada a fuego en el corazón de todos los españoles.
¡Diez años ya!
Para muchos de nosotros es toda una vida; recordamos aquella fecha una vez al año con la ayuda de los medios de comunicación que cubren la información desde distintos ángulos tratando de ser lo más respetuosos posible con los afectados y haciéndoles ver que, ellos y sus seres queridos, están en nuestra mente y en nuestros corazones.
Unos días antes empezará la cobertura mediática; hablarán de los protagonistas, recordarán aquel día desde los ojos de los profesionales que participamos en la intervención, desde la óptica de los familiares, de las víctimas directas o indirectas… Darán una visión optimista centrada en la resiliencia (capacidad que tienen las personas para sobreponerse y crecer tras vivir un hecho traumático) o quizá una visión más dura hablando de las secuelas de por vida de algunos afectados…
Van a buscar enfoques originales y siempre dirigidos a la población general, para que puedan saber lo que está ocurriendo en el presente…
Entre todas esas personas está esa madre que perdió a su hijo, ese joven que perdió su pierna, esa adolescente que, siendo muy niña, perdió a un padre o una madre sin entender nada de lo que estaba ocurriendo; y estará también aquel vecino que presenció desde su balcón el grotesco espectáculo de los vagones del tren convertidos en un amasijo de hierros y vidas perdidas, ese hombre que bajó mantas, arrancó puertas para utilizarlas como camillas, que pasó horas y horas tratando de dar una segunda oportunidad a los pasajeros que habían quedado en un limbo extraño entre la vida y la muerte. Están todos ellos: los PROTAGONISTAS de aquella historia que mostró al mundo la gran capacidad de ayuda que tenemos los españoles, la solidaridad más cruda sin pensar en uno mismo ni en las consecuencias que iban a tener en su mente aquellas imágenes de dolor y de muerte.
A ellos también llegarán los medios de información, y en ellos hay que pensar cuando se monten los reportajes, se redacten los artículos, se elijan las imágenes y las palabras a utilizar.
Pasados ya diez años, nuestros protagonistas vivirán en una dualidad que les puede resultar difícil de manejar: Sentirse reconfortados por el reconocimiento social, por saber que la sociedad no olvida ese día aciago que cambió el resto de sus vidas y, al mismo tiempo, necesitar pasar página para siempre y continuar con su nueva vida como un ciudadano más, sin protagonismos.
A veces nos preguntamos ¿Cómo podemos ayudarles en este momento? ¿Cómo hacer para que se sientan lo mejor posible?
- Escuchando su voz, sus peticiones y necesidades
- Aceptando sus silencios, su falta de interés en colaborar en los actos de homenaje
- Estar ahí, en silencio, presentes.
- Comprendiendo su derecho a querer y a no querer, a reír y a llorar diez años después.
Lo que necesitan de nosotros es saber que, sientan lo que sientan, hagan lo que hagan, nosotros permanecemos disponibles, sin juzgarlos ni presionarlos. Ese será el mejor homenaje.
Desde estas líneas, como profesionales que colaboramos en la atención a supervivientes y familiares, nuestro homenaje no puede ser otro que mostrar nuestro agradecimiento a todas aquellas personas que, con el alma rota, nos permitieron acercarnos a prestarles nuestro apoyo y que, sumidos en el dolor y la desesperación, sacaron unos segundos de fortaleza para darnos las gracias por nuestra labor. Eso sí es ser grande.
Muchas gracias.
Rosana y Mónica Pereira Davila Responsables de Haztúa Psicología Positiva www.haztua.com
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